Invisibles
Si en un comienzo los fanzines eran “revistas de fans”, la pregunta que surge con el desarrollo del género es: ¿fans de qué? La variedad es casi imposible de plasmar en una lista. El abanico temático de fanzines puede ir desde publicaciones dedicadas a los “ultras” (barrabravas) de equipos de fútbol, hasta publicaciones de squatters o de activistas por los derechos de los animales, pasando por fanzines gays, skaters, neonazis, cristianos o de moda. En lo que refiere al contenido, los fanzines presentan un panorama diferente del que nos encontramos cuando nos acercamos al mercado de los medios masivos. Allí los productos editoriales y mediáticos, si bien abordan una cantidad importante de temas, no lo pueden hacer desde la misma postura personal, directa y, en algunos casos, extrema en la que lo hacen los fanzines. Recogen las temáticas invisibles para los media y lo hacen de acuerdo con una postura radical y extrema. El encanto de los fanzines como producto cultural en sí descansa en el abordaje desprolijo, subjetivo y, muchas veces, políticamente incorrecto de los temas que tratan, mezclado con su particular estilo gráfico. En este sentido los fanzines nos ofrecen un elemento único y valioso: no sólo desafían los lineamientos de la prensa comercial y corporativa sino que también, como señala Rudy Vanderlands, “nos ofrecen la posibilidad de dar una mirada a lo que ocurre cuando las personas se manejan por sus propios medios sin las presiones habituales de carácter comercial y moral”.
MARTIN LOCARNINI Integrante del Grupo Sorna. Autor de una tesis sobre fanzines para la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires.