Domingo, 17 de noviembre de 2013 | Hoy
FAN › FAN UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: ANTOLíN Y “DISFRAZ DE TIGRE”, DE HIDROGENESSE
Por Antolín
Creo que conocer a mis amigos de Laptra allá por mediados de los 2000 llegó con un combo letal, que es lo mejor que te pueden ofrecer los nuevos amigos: un puñado de recomendaciones culturales que te cambian la vida y definen tu modo de asimilarla. Por entonces el grupo tenía por estandarte un disco llamado Animalitos, de unos tal Hidrogenesse, una rareza llegada desde España. Repetían sus frases como mantras (casi como las de Los Simpson), imprimían sus caras en almohadones, era una “Hidrogenessemanía” a escala privada. En principio no pude resistirme a la ternura y simpleza del título del álbum. La imagen del dúo tampoco era algo convencional: obviamente no parecían tener una actitud de músicos, sino más bien de filósofos o científicos, artistas conceptuales, literatos, empresarios, cualquier cosa menos músicos. Personajes futuristas salidos de una película de los ’70. Tenían un aire ambicioso y a la vez desinteresado, bien perdedor. Gente extraña con poderes extraños. Estaban rompiendo los géneros muy astutamente, desbordando el campo de la canción.
“Caballos y ponys”, el tema que da inicio al disco, es una obra de arte casi abstracta, una larga lista de parejas de animales a lo Arca de Noé, que plantea el escenario de lo que serán los relatos siguientes, lleno de personajes entre oficinescos y animalescos, de inspiración kafkiana.
Pero sin duda el disco alcanza la perfección con “Disfraz de tigre” (la canción más popular del grupo), que cuenta la historia de una chica con incapacidad para la metáfora (“Le preguntamos de qué iba disfrazada y nos dijo: de disfraz de tigre... / En su primer día en una nueva escuela le preguntaron de dónde venía y dijo: yo he venido de mi casa”). Construida con un minimalismo delicado, casi sin acordes, sin notas, sólo ritmo y melodía de voz. Al parecer la letra no debía ser opacada con ningún tipo de arreglo musical; eso me pareció innovador, darle prioridad extrema a la historia, al mensaje literario, sin que por eso deje de ser una canción. A su vez, puede ser entendido como un poema perfecto, un tratado absurdo de la forma al mejor estilo Gombrowicz. Nunca había escuchado nada parecido en castellano, mucho menos en la música pop.
Durante años estudié sus letras, su modo de componer, sus planes, su estilo, sus ideales de belleza, sus imágenes, como si fueran de otro planeta. Y me dieron el principal estímulo para comenzar a musicalizar mis poemas.
Hasta el día de hoy me resultan artistas muy misteriosos y cautivadores, tanto ellos como su obra, y supongo que esa discreción es parte del encanto. ¿De dónde vienen? ¿Qué piensan en su país de ellos? ¿Quiénes son realmente? ¿Qué cargos de la realeza ocupan? No lo sabemos. Lo único que conocemos es lo que nos cuentan en sus canciones, la mayoría autorreferenciales: son gimnastas, fisicoculturistas, modelos, dj, amantes en el bosque o la autopista, oficinistas adolescentes, etc.
Carlos y Genís, Genís y Carlos. ¿Cuál de los dos es cuál? Dicen ser almas gemelas, y de hecho parecen ser una misma persona, una entidad mimética, una máquina, una piedra, una planta, un animalito, y supongo que así se mueven por la vida, pasean juntos como panteras solitarias, inteligentes y románticas.
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