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› Por Rodolfo Reich
Buena parte de la belleza de la ciudad porteña radica en su diversidad. Inagotable e inabarcable, Buenos Aires esconde sorpresas en un ambiente que cambia y respira. Entre ellas, Chicken The Pub, flamante restaurante coreano del Bajo Flores, especializado en pollo frito y cervezas tiradas.
Chicken The Pub está en la esquina de la calle Balbastro con la avenida Carabobo. Dentro, se ven dos salones unidos, una barra en L y, siempre, familias coreanas disfrutando de la comida.
En Chicken The Pub no hay carta; tampoco es necesaria. Al menos, por ahora (prometen sumar más platos) tienen una única oferta: pollo entero ($250), trozado en partes, rebozado y frito a la perfección. Si bien es un plato único, sí hay tres variantes opcionales: solo, en salsa soja o en una salsa picante (un picor amable; quien busque más potencia, debe solicitar una salsa mucho más picante aparte). También se puede pedir mitad de un estilo, mitad del otro.
El pollo llega en un plato, aparte viene un recipiente donde dejar los huesos, y junto con la comida entregan un guante de plástico descartable, para agarrar las piezas sin ensuciarse. Para refrescar la boca, acompaña muy bien un pickle de nabo elaborado con la cantidad justa de vinagre y dulzor. De beber, el fuerte pasa por las pintas ($50) de cerveza tirada artesanal, en tres estilos: una honey beer, una dorada más ligera y una negra seca y fresca. Aparte hay varias cervezas industriales.
Los dueños no hablan español pero reciben con sonrisa; las mesas son atendidas camareras latinoamericanas.
Vale la pena guardar lugar para el postre de la casa: una tremenda copa helada, muy popular en Corea, que sale en una jarra de vidrio (las que se utilizan para medir ingredientes en la cocina) de un litro de capacidad. Se llama Patbingsu ($200, para compartir), y si bien recuerda a las ochentosas copas heladas porteñas, lleva leche congelada y luego rallada para formar una nieve, que se adereza con porotos colorados, frutas confitadas, leche condensada, mermelada y más ingredientes. Difícil decir si es rico; pero vale la pena conocerlo.
Chicken The Pub queda en Balbastro 2105. Teléfono: 4631-4083. Horario de atención: de martes a domingos de 12 a 22.
Resulta difícil definir un ambiente romántico per se. Pero más allá de subjetividades varias, existen estereotipos efectivos. En este sentido, posiblemente no exista lugar más romántico en Buenos Aires que Morena, restaurante que a sus 20 años fue completamente remodelado, tanto en ambiente como en gastronomía.
Morena se esconde dentro del Club Náutico Puerto Norte. Para llegar al restaurante, es necesario atravesar unos 200 metros de dársena bordeando veleros, luego se pasa frente al bar (que tiene nombre propio, Beluga, y bartender a cargo, Carlo Contini), se sigue junto a la cocina a la vista, para finalmente llegar al salón principal: una suerte de comedor de barco apoyado en el agua, con todas paredes vidriadas. El efecto es surreal, En particular de noche, con lámparas al rojo vivo, mesas elegantes y camareros de uniforme y años de servicio. El conjunto bordea el kitsch, pero es sensual. Es casi obligado hablar en voz baja, beber buen vino y comer rico.
A cargo de la cocina está Manuel Barraza, discípulo del reconocido cocinero Martín Molteni, que apuesta fuerte a cocciones al hierro y olla, a los pescados y mariscos. El pulpo sellado ($350) es perfecto, y sale con cremoso de papa y trufa con criolla de orgánicos y brotes. Las mollejas ($250) terminadas en una reducción de miel y oporto, no se quedan detrás. Entre los principales, hay pastas (como los capelettis de centolla a $290), merluza negra (el pescado más codiciado del sur argentino, $350), así como algunas carnes (ossobuco con risotto a $230, lomo al vacío a $270). Como especiales de la carta suman platos para compartir, desde un T-Bone de 800 gramos (bife con lomo madurado al vacío, $500) o pescados y mariscos servidos en caldo, directamente en su olla Lafont francesa, a $420.
Buena carta de vinos (a precios altos), ricos postres y cócteles únicos (el Sailor Jerry lleva azúcar de especias, lima, Cointreau, cordial de coco y mezcla de rones, $160).
Para noches especiales, con la luna reflejada en el agua.
Morena queda en Av. Rafael Obligado 4899. Teléfono: 4788-2521 / 4786-0204. Horario de atención: martes a sábados de 20 a 1; domingos de 12 a 16.
En apenas una década, con sus colores intensos y trazos gruesos, Milo Lockett se convirtió en la figurita más repetida (y vendida) en galerías, muestras, ilustraciones, libros, publicidades, acciones solidarias y más variantes del quehacer cotidiano. Amado y discutido, su fama vertiginosa lo coloca en el centro de la escena pictórica actual. Y él aprovecha el momento, incluso en el plano gastronómico. Así, asociado a un grupo empresario y con la mirada puesta en franquicias (el año pasado inauguró en Córdoba), este verano abrió Milo Lockett Bar en Palermo, lugar que no pasa desapercibido: 350 metros cuadrados de local, con cocina a la vista, barra central, entrepiso, boutique de arte y objetos, sillones, mesitas pequeñas y otras comunitarias. Pero lo que más llama la atención no es el tamaño, tampoco la puesta en escena, sino su colorido único: grandes murales, mesas ploteadas, pantallas mostrando dibujos del artista. Un templo dedicado a la intensidad cromática, marca registrada de este chaqueño devenido estrella.
El lugar se plantea como bar, con música a buen volumen y ritmo rápido. Si bien la carta tiene platos con mayor ambición (mollejas a la miel de romero a $230, mix de mar -langostino, ceviche y pulpo- a $280, también appetizers como los hongos servidos en tres texturas a $140), lo mejor es apostar a la selección de hamburguesas (desde la Black Label, con portobellos, cebolla caramelizada, rúcula, queso azul y panceta, a $150, a otras de carne de cordero, jabalí y ciervo, pasando por una vegana, todas entre $140 y $180), acompañándolas de cócteles simples pero muy bien servidos desde la barra. Entre ellos, el Winegreen (con Chardonnay, almíbar de pepino, jugo de lima y menta, $110), fresco y delicioso. O un Bristol Negroni, con Martini Bianco infusionado con sandía, Gancia Red Bitter, Gancia Spritz y gin Bombay, a $110.
Abierto de corrido desde el mediodía a la noche, vale la pena sentarse de tarde, beber un té de Tealosophy y probar su pastelería y dulces.
El reino del color tiene sucursal palermitana: se llama Milo Lockett Bar.
Milo Lockett Bar queda en Costa Rica 5560. Teléfono: 4775-5609. Horario de atención: lunes a sábados de 12 al cierre.
Fotos: Pablo Mehanna
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