Domingo, 22 de octubre de 2006 | Hoy
SALí
A comer rico
Oriente entre productoras
Por Cecilia Sosa
Justo en la esquina de Bonpland y Velasco, en esa zona todavía inexplorada donde reinan las productoras y los canales de televisión, está Ambiente Wok, una pequeña y moderna esquina que ofrece comida deliciosa y cocinada a fuego chino por sus dueños: Santiago, Pablo y Pablo, chefs y docentes de gastronomía oriental con aires neoyorquinos.
El lugar es un encanto: un pequeño salón en ochava con mesas altas y butacas negras, palitos chinos autoservice, individuales negros y salsa de soja. Y en la vereda, coquetas mesitas en la calle para sobrellevar la histeria no fumadora. Algún bambú, una muñequita oriental y bibliografía obligatoria, El gran libro del arroz, El wok y los salteados, y Cocina de Tailandia, como escenografía de mostrador.
Una pizarra tienta con las opciones del día: arrolladitos primavera, papas bravas y aros de cebolla para la entrada; sorprendentes ensaladas (a no perderse la ambiente Vol. 3 y la wok & roll); sandwiches ideados por creativos; y principales imbatibles: salteado de arroz al estilo cantonés, pasta asiática (con vegetales y hongos shitake), pollo con almendras, sakana wok (sofisticadísimo y con salmón rosado) y hasta un delicioso vegetariano light. Todo mucho, rico y a buen precio.
Además, todos los días hay especialísimas promociones y un menú grill que habla de la reconciliación de Oriente y Occidente: bife de chorizo con guarnición salteado de vegetales al wok, y hasta pechito de cerdo con salsa criolla y chau fan. Todo a 13 pesos con bebida y café incluidos. Deliciosa la limonada casera de menta y jengibre; y para los osados, una casi inverosímil infusión de té verde, rojo y frutas.
Ambiente Wok también tiene el mejor delivery: cubre casi toda la ciudad y llega en lindísimas cajitas negras y anaranjadas para comer así, palitos de madera, vaso de limonada y ¡hielo! ¿De postre? Sólo consulte. El brownie es espectacular y viene servido en vaso. Cancherísimo.
Ambiente Wok queda en Bonpland 899 (y Velasco), 4855-8790. Abre de lunes a viernes de 12 a 16 y de martes a domingos de 20 a 24.
Un paraíso citadino, ideal para la trasnoche
Por Cecilia Sosa
Nébula. Una hermosa y antigua casa color morado sorprende en la calle Serrano casi llegando a Córdoba. Un paraíso de patio de dameros y jardín con arbolitos en la periferia de Palermo. Paredes cubiertas de enredaderas y flores, un living de sillones de cuero blanco que se arma y desarma adentro o afuera y mesitas con sombrilla: ¿qué más pedirle a la primavera?
¿Comida? Pues bien, en Nébula todo es rico, abundante y caserísimo, preparado por sus dueños, los adorables Luciana y Juan, que enseguida hacen sentir como en casa. Los platos preferidos: el bucatín de pollo, verdeo, panceta y hongos, y la bondiolita agridulce con azúcar negra, soja y batatas horneadas. También ojo de bife o merluza en papillot, ensaladas especiales, brusquetas y mini-brochettes. Todos los mediodías hay menúes ejecutivos de entre 12 y 14 pesos con platos cambiantes siempre ricos y sin carta que canta el mozo en la mesa.
Y casi un milagro... los dueños de Nébula no les temen a los grupos grandes. Al contrario: reciben alegres reservas de 20 y 30 personas o más, incluso a los que llegan tarde y a tomar unos tragos en la barra. Los amplios ambientes de cálido parquet del interior de la casa con mesas de madera y enorme barra son un verdadero primor, ideales para festejos de todo tipo (todavía queda de adorno un maniquí olvidado en el último vernissage). En esos casos, el menú se arma a piacere: pizzas de mil gustos, tapas o invernales cazuelitas, según los caprichos del homenajeado.
Nébula empezó así: abriendo sólo de noche y a pedido. Ahora, los mediodías son un primor y dan ganas de pasarse la tarde entera en los sillones del patio mirando el cielo con un mojito en mano. La menta se cultiva en el momento y en el jardín.
Nébula queda en Serrano 1160, 4777-0433. Abre de martes a sábados mediodías y noches.
Especialistas en pescados bien latinos
Por Julieta Goldman
El cilantro es originario de la India. Hace dos mil años pasó a la cultura gastronómica de China y después los griegos lo valoraron por sus cualidades afrodisíacas atribuidas a un alto contenido de estrógenos vegetales. Y en Buenos Aires, desde el 2002, el condimento aterrizó en la calle Sánchez de Bustamante para darle nombre a una vieja casona convertida en restaurante de cocina latina.
Eduardo Linares se fascinó por la cultura marina de la costa americana del Pacífico, desde el norte de Hawai hasta el sur de Chile, y decidió incursionar en el mundo gourmet sin conocerlo. Para eso se nutrió de expertos que, en una cocina a la vista, muestran sus exquisiteces. Y también lo hacen del otro lado del Atlántico: uno de los cocineros de Cilantro se fue a tomar un curso de cine con el director inglés Ken Loach... ¡y de paso le cocina!
La especialidad de este comedor mundano son los pescados y mariscos, las variedades de ceviche, marinado con lima o limón de Pica, servido sobre hojas verdes con papines, mangos y guacamole, las tortillas mexicanas (rellenas de lomo o de hongos), la centolla, el salmón rosado, el lenguado o el atún rojo.
Además, hay variedades de Pisco Sour, la mayoría de origen chileno, y postres de exóticas combinaciones: helado de cilantro y crocante de quinoa, panacota de jengibre y coriandro con papayas asadas, humedad de amapolas con almíbar de Pisco y mousse de limas o helado de papaya en tulipa.
Al final de la cena es casi imposible no retirarse de Cilantro con una sonrisa de satisfacción. La cocina sin fuego a base de puro limón, los afrodisíacos condimentos de sus platos y alguna copa de las bebidas milagrosas... pura sensación volátil.
Cilantro queda en Sánchez de Bustamante 1186. Abre de jueves a sábados desde las 20. Tel.: 4962-3148.
Restaurante, almacén y escuela de comida macrobiótica
Por Julieta Goldman
La Casa de Ohsawa no es una casa más en el barrio de Colegiales. Es un restaurante macrobiótico de alimentación natural, integral y balanceada, que además funciona como almacén (de frutas, verduras, huevos, pollos de campo), escuela de cocina, centro de dieta personalizada y espacio donde encontrar la orientación hacia un nuevo tipo de comidas, fuerte en cereales y verduras, y sin ningún tipo de químicos.
Ohsawa fue el médico que difundió en Occidente la medicina de sus antepasados con la energía complementaria del yin y el yang. Hoy tiene varios discípulos en distintas ciudades del mundo. Una de ellas es Perla, asesora alimentaria de esta casa, que abrió hace cinco años. Basándose en la idea de que la alimentación contribuye a mejorar la salud y que el cuerpo posee un alto poder de regeneración, Perla armó un menú en el que pueden encontrarse rarezas como el miso (pasta preparada con soja), el seitán (proteína vegetal del gluten de trigo), el tofu (con porotos de soja) y el mijo (cereal rico en minerales).
Los platos están preparados con agua filtrada, aceite de girasol orgánico de primera presión en frío, salsa de soja orgánica y casi un 80 por ciento de vegetales orgánicos.
En esta casa, las gaseosas son mala palabra. En su lugar pueden degustarse jugos naturales (de naranja, de zanahoria con manzana, de remolacha), tés fríos y de hierbas del día, y cervezas artesanales. ¡Hasta el vino es orgánico!
Para quienes desean incorporar la comida balanceada en sus hogares, se dictan clases básicas y especiales todo el año de cocina macrobiótica. Otra opción es comprar algunos de los productos que se exhiben en el almacén contiguo. Hay repostería y panes sin azúcar, sin miel ni edulcorante, y aún así muy tentadores. Y, por supuesto, no engordan.
La Casa de Ohsawa queda en Ciudad de la Paz 421. Abierto de lunes a sábados de 9.30 a 23. Tel.: 4553-9330.
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