Sucede, esto también sucede: cafés de gatos, pensados para amantes de felinos que no pueden tenerlos de mascotas (mejor dicho, convivientes) o, aun cobijando a uno o varios bajo el techo hogareño, gustan de beber su cortado rodeados de cantidad de animalitos. Y aunque el concepto de cat café no es precisamente novedoso (se dice que el primero abrió sus puertas en Taipei, Taiwán, en el ’98, aunque los más propensos a las leyendas esgrimen que el primogénito nació en Viena en el ’12 y tenía por habitué a un Lenin en el exilio), el formato sigue en ascenso, con locales similares en Bruselas, Estonia, Helsinki, Hanover, París, Budapest, Turín, Cracovia, Montreal, Texas, México, por citar unos pocos puntos del globo. La justificación, claro, va más allá de la ternurita de encontrarse con mininos propensos a la caricia: también se le adjudica un valor terapéutico. En Francia, por ejemplo, ciertos especialistas hablan de la ronronthérapie, terapia del ronroneo que “calma y actúa como una droga sin efectos secundarios”: un poderoso anti-estrés que, además, controla la presión arterial, aumenta las defensas inmunológicas y sirve de apoyo psicomotriz.

En ese sentido, no resulta particularmente curioso que las hermanas británicas Elena y Sarah Close estén dando los últimos toques a su peluda empresa: el Cat Café Manchester, situado en la susodicha ciudad, con fecha de inauguración el próximo junio. Lo curioso es que, ante el inminente estreno, estén buscando empleados que cumplan los roles típicos: barista, manager y… niñera/o de felinos. Niñera/o que, además de alimentar, limpiar, jugar y acariciar a los bichos con garras, recibirán un cheque por hacerlo. Aunque, harto sabido, muchos lo harían sin cobrar un céntimo. ¿El mejor empleo del mundo? El mejor empleo del mundo, que –por supuesto– requiere experiencia previa lidiando con animales, paga 8 libras la hora y recibe currículums de candidatos hasta el 29 de abril. Interesados, con sede en Manchester, comunicarse.