Tiene un mes online, apenas diez posteos y, sin embargo, ya es sensación en la red, con unos cuantos miles de seguidores. Lo más curioso, empero, es que se trata de la cuenta Instagram… de un ave. Más específicamente, de una cacatúa. Simpatiquísima ella, de lustroso plumaje blanco, propensa a mover el cuerpito al son de cualquier canción; con sobrado swing y, de incitarlo la melodía, incluso headbanging. No es para menos, visto y considerando quien es su cohabitante. Porque la cacatúa en cuestión no es otra que Biggy Pop, querendona mascota de Iggy Pop, que abrió la cuenta para el susodicho pajarraco, amén de compartir con el mundo el cariño que los une. Manifiesto, por caso, con pequeñas serenatas acústicas del músico al mentado ser alado, o bien, siestas compartidas. “Ya no necesito maquinitas de afeitar. No cuando se me ofrece esta afeitada a lo Picapiedra. Yo soy Pedro, por supuesto. Nos gusta mantener la tradición old school en la casa Pop…”, anota el ícono punk rock junto a un petit video donde se ve a Biggy mordisqueándole el rostro.

“Conocé a nuestra pareja favorita”, “¡Los amamos a ambos!”, se deshacen medios del globo, aunque inclinan su predilección por “el nuevo animal bad ass de la escena musical”. Pobre Miss Asia Kinney, la afamada –y destronada– bulldog de Lady Gaga que, por supuesto, también exhibe su día a día en propia cuenta Instagram. Nada fuera de lo “normal”; después de todo, muchas celebridades —dentro y fuera de la canción— disponen del tiempo suficiente para postear en nombre de sus bichos. Cara Delevingne lo hace con Cecil, su conejo marrón; Paris Hilton, con Princess Paris Jr, su mini pomerania; Marc Jacobs, con Neville, su perrito. Capítulo aparte amerita Choupette Lagerfeld, la glamorosa gata del káiser de la moda, que no se conforma con ganar millones en trabajos publicitarios, viajar en primera o tener un libro sobre su vida (Choupette: The Private Life of a High Flying Fashion Cat): también refriega al mundo sus muchos brillantes y aventuras high class en la misma red social.