En los últimos meses, muchas han sido las evocaciones a Ronald Reagan, antaño presidente conservador norteamericano, frecuentemente comparado al actual candidato Donald Trump por sus modos extremos y simplistas, su postura similar frente a tópicos como la inmigración, su vínculo al showbiz, entre otras coincidencias. Evocación que ha alcanzado a John Brian King, artista de Los Ángeles, quien pareciera canalizar el horror posible -de la venidera elección- con una serie de imágenes protagonizadas por el finado RR. O, en honor a la exactitud, por mujeres desnudas vistiendo la máscara de Reagan, mostrando al muerto “como un demonio y un espectro que ronda el mundo moderno”. “Llevando la careta anémica y arrugada, las modelos se transforman en fantasmas monstruosas, deliberadamente inquietantes”, esgrime el autor, responsable de Nude Reagan, la muestra -devenida libro recientemente editado en Estados Unidos- que nos ocupa.

Una serie para la que dice haberse inspirado en sombría sonrisa del actor Conrad Veidt en The Man Who Laughs (1928), los perturbadores niños enmascarados capturados por Ralph Eugene Meatyard, “el satánico y perenne semblante del expresidente”, entre otras iluminaciones. “Discordantes y grotescas, las fotos retratan cuerpos cambiantes debajo de la eterna repetición del antifaz”, esgrime la presentación de un tomo que ha sido definido por la crítica como “una grotesca imposición y, a la vez, una seducción horripilante”. Por cierto, King es un hombre de muchas pasiones (hermanadas): curó la primera muestra dedicada a las pinturas payasescas del asesino serial John Wayne Gacy; escribió, dirigió y produjo el film de terror Redlands; entrevistó a Charles Manson en la prisión San Quentin; es autor del libro The Writings and Artifacts of Murderers… Y ahora vuelve sobre una criatura que, aunque cambie las pieles, continúa manifestándose. Aunque, a saber: en comparación a Donald, Ronald es un bichito de pecho…