Pasar –literalmente– de página nunca ha sido más difícil, y no precisamente por una prosa compleja que pida continua relectura. En el caso del libro Codex Silenda, es condición. Finalmente, además de contar una historia, el peculiar ejemplar de madera solo permite pasar de hoja si el lector resuelve un acertijo mecánico. O, en honor a la exactitud, cinco de ellos; uno por página (por caso, resolver un código rúnico, abrir una iris, atravesar un minilaberinto giratorio). En palabras de su acta de presentación: “Cada página tiene un puzzle único que requiere que el usuario abra los cerrojos correspondientes para poder pasar a la siguiente. Según se avanza, la trama empieza a desentrañarse, contando el cuento de un aprendiz de Da Vinci que encuentra este mismo Codex. Sin embargo, en la historia el Codex actúa como una trampa puesta por el mismo Da Vinci para capturar a posibles espías o aprendices cotillas, y proteger su obra. La única forma de escapar es resolver cada uno de los enigmas antes de que el maestro vuelva de su viaje”.

Obra del diseñador industrial estadounidense Brady Whitney, especialista en juegos y juguetes, hay quienes catalogan a Codex Silenda como “uno de los tesoros más preciados hallados en Kickstarter”, sitio elegido por el joven entrepreneur para financiar cada anhelado ejemplar. Sitio donde ya ha recaudado más de 200 mil dólares, a pesar de pedir inicialmente 30 mil. De hecho, tantos pedidos han dejado al muchacho –que ensambla las piezas a mano– con sobrado laburo hasta el próximo año, cuando entregará prometidos encargos. “El problema con los puzzles hoy es que son simples y baratos, o artesanales y caros. Así y todo, una vez que se resuelven, que se conoce la solución, no hay deseo de volver a jugarlos. Nuestro libro ofrece cinco, además de una historia intrigante; y encima, su bello diseño lo vuelve un objeto de diseño perfecto para emperifollar el hogar”, se jacta el simpático Brasy aunque no necesite vender lo que ya está –lamentablemente– requeteagotado.