VALE DECIR
Los fans están en éxtasis sagrado. ¡Y no es para menos! Hace tres años fundaron en versión online el Fan Club del Cardenal Josef Ratzinger (www.ratzingerfanclub.com) y su objeto de devoción acaba de alcanzar el mayor reconocimiento posible. Tanto que el sitio se cayó la semana pasada, y ni siquiera tuvieron tiempo de actualizarlo. Apenas refieren en la apertura: “Como Gran Inquisidor de la Madre Roma, el cardenal Ratzinger se ocupó de servir a la Verdad: corregir errores teológicos, silenciar a los teólogos disidentes y caer sobre la Herejía doquiera levantara su horrible cabeza. En consecuencia, ha obtenido una reputación notoria en los medios liberales. Sin embargo, algunos de nosotros vamos más allá de las polémicas de los críticos y al familiarizarnos con el cardenal llegamos a adorar a un teólogo católico brillante y también a un hombre cuya fe, honestidad, inteligencia y devoción a la verdad son claras. Esta es nuestra pequeña forma de expresar agradecimiento y apoyo moral al actual papa Benedicto XVI”.
El resto del sitio se mantiene tal cual, con textos doctrinarios y demás firmados por el actual Santo Padre, recomendaciones de libros y de sitios. Entre los destacados hay varios sitios que explican por qué es herético El código Da Vinci de Dan Brown y otros que ayudan a los fieles a ser castos (Pure Love Club y Courage, específico para gays); números puestos como el sitio del Opus Dei, el de los Knights of Columbus (que se definen como “el brazo derecho de la Iglesia”), el de Una Voce (asociación que promueve la vuelta de la misa en latín y los cantos gregorianos) o el de los inquietantes Legionarios de Cristo.
Pero lo más lindo es el merchandising. Remeras manga larga y manga corta, vasos, tazas, pins, ropa para niños, buzos y gorras con la leyenda “Papista” o “Dándole un mazazo a la herejía desde 1984”; los precios nunca superan los 12 dólares. ¡Ahora, con el notición, van a agotar stock!
Una iglesia alemana ha tomado una decisión tal vez un poco reñida con la espiritualidad más pura, pero que seguro que va a resultarle más redituable que vender las figuritas del nuevo Papa (como alguna vez, años atrás, se vendieron las de Juan Pablo II): ofrecer ring tones cristianos para el celular, y con lo recaudado financiar la restauración de su órgano. La iglesia en cuestión es la de St. Petri, en Hamburgo, y los cráneos detrás de la idea han diseñado un website propio (www.petriklingel.de) a modo de vidriera de los tonitos telefónicos que han avergonzado a tanta gente en la vía pública en los últimos años. Y así están las cosas: por unos dos dólares, los más religiosos podrán bajarse uno de los cinco himnos disponibles. El músico eclesiástico Thomas Dahl confía en que la iglesia debute sólidamente en el mercado de los ring tones. “Ofrecemos melodías que han sido populares durante siglos”, dijo, y aclaró, por las dudas, que para reparar el órgano se necesitan casi 200 mil dólares. Van a tener que sonar muchos celulares para juntar esa cifra.
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