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Domingo, 15 de octubre de 2006

VALE DECIR

Dinero bajo la piel

Según una encuesta del instituto británico para el Estudio del Sector de la Alimentación (IGD) muchos consumidores británicos estarían de acuerdo con implantarse un microchip en sus cuerpos como forma de pagar sus compras. Esta tecnología, que ya se utiliza para mantener controlados a animales como caballos, perros o gatos, sería una forma de conectarse a través de un escáner con los datos bancarios y de pago del cliente. Según el diario The Times, el mercado minorista podría utilizar también otro tipo de formas de pago como las huellas dactilares y el reconocimiento del iris. El único caso conocido de pago mediante microchips es el Vip Baja Beach Club de Barcelona, donde los clientes no pueden llevar sus billeteras consigo por estar en trajes de baño. Este club implanta en el brazo de su clientela el microchip para poder acceder a ciertas zonas del local y pagar las consumiciones en las barras. Según Geraldine Padbury, analista de mercado de IGD, si bien muchos consumidores pueden temer por su privacidad, los adolescentes no tendrán problema alguno en utilizar los chips.

La cola es negra

Andy Warhol habrá dicho que la Coca-Cola es uno de los objetos más democráticos del mundo, porque todas las personas toman, sin importar su condición social o de clase, el mismo producto. Pero ahora el líder libio, el coronel Kadafi, se permite diferir: para él, el brebaje negro y gaseoso más popular de la Tierra pertenece más a algunos que a otros, y es hora de empezar a repartirlo como corresponde. Para ser más precisos, lo que dice Kadafi es que la Coca-Cola es africana y que buena parte de los ingresos multimillonarios que genera deberían ir a parar a ese continente. Así se expresó al tomar la palabra durante una celebración por el 7º aniversario de la Unión Africana: “Los ingrediente esenciales de la Coca-Cola provienen de plantas africanas, por lo tanto, a modo de compensación, deberían darnos un porcentaje de cada lata o botella que se venda a los gobiernos en todo el continente”. No fue mucha gente la que se tomó el reclamo en serio, tal vez no tanto por lo lógico o ilógico de la propuesta como por los conocidos antecedentes del orador, que en el pasado aseguró públicamente que William Shakespeare era en realidad un inmigrante árabe llamado Sheikh Zubeir. Esto, y mucho más sobre las controvertidas ideas del coronel Kadafi, en su blog: www.algathafi.org/en/index_en.htm

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