Domingo, 22 de julio de 2007 | Hoy
VALE DECIR
Al Gore, el ex vicepresidente norteamericano que se llevó el Oscar este año por su documental ecologista sobre los riesgos del calentamiento global La verdad incomoda, es desde hace unos días el centro de un pequeño escándalo. No, no es que se haya comprado una papelera de esas que están talando el Amazonas, ni que haya aceptado un cargo jerárquico en una planta petroquímica que elimina todos sus desechos en un lago. El incidente que llegó a la prensa fue, si se quiere, menor: la semana pasada, unos días después de que él mismo formara parte de la presentación de la serie de conciertos humanitarios Live Earth, el hombre ofreció una recepción en Beverly Hills, California, en la que se sirvió mero, el pescado sudamericano que, de seguir sobrepescándose como se está haciendo en la actualidad, corre peligro de extinción. Está claro que el tipo no puede estar en todos los detalles. Pero también es cierto que, casi como solía decirse: al que quiere verde, que le cueste.
La semana pasada, en esta misma página, se informó sobre un novedoso sistema para presenciar los velorios de seres queridos en directo cuando uno no puede o no quiere asistir personalmente a ellos. Ahora la muerte y la televisión (alemana, en este caso) vuelven a unir fuerzas para otro proyecto: se llama Eos TV, y estará dedicado exclusivamente a temas relacionados con el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Allí donde Health TV, el canal de la salud, ya no puede hacer nada, habrá 24 horas diarias de documentales sobre cementerios, obituarios televisados y consejos para encontrar una buena “casa de retiro” (un geriátrico, en términos menos amables) o instalar un ascensor cuando nuestros pobres huesos ya no puedan subir las escaleras de casa. Así están las cosas y la TV parece estar más mortuoria que nunca, pero el productor del canal Wolf Tilmann Schneider defiende su proyecto con extrema vitalidad: “El año pasado murieron más de 800.000 personas en Alemania”, dijo, quizá convencido de que, si tanta gente se muere, la muerte debe ser todo un éxito. “Multipliquen la cantidad de decesos por cuatro, y obtendrán un número estimativo de deudos. Ellos son nuestro target. Estamos convencidos de que el canal atraerá a muchos espectadores.” A lo que agregó, a modo de remate de su entusiasta presentación: “Quizá sorprenda a muchos, pero a los ancianos realmente les gusta visitar los cementerios, no para hacer el duelo de sus seres queridos, sino por su paz y tranquilidad”.
Salzburgo ya tiene su propio “canal de la ciudad”. No es como Ciudad Abierta porteña, sino una propuesta más bien turística: la de emitir, sin parar, en rotación permanente las 24 horas del día, la película La novicia rebelde. Sí, The Sound of Music, la de 1965 con Julie Andrews bailando y entonando cantitos tiroleses, y huyendo con la familia Von Trapp a través de los Alpes. El tema es que se trata de un súper clásico filmado en esa misma ciudad. Y el canal pergeñó una programación especial para hoteles, albergues y pensiones, concebida bajo la premisa de que muchos de los cientos de miles de turistas que visitan la ciudad cada año lo hacen en busca de las imágenes, la música y la atmósfera que conocieron a través de esa película. Y de que por lo general suelen irse bastante decepcionados, ya que Austria (donde la película se llama Mis canciones, mi sueño) cambió bastante desde fines de los años ’30, época en que transcurre la historia. Todo el asunto entraña además una pequeña novedad: en Austria y Alemania la película siempre se vio sin su escena final, en la que Von Trapp lograba escapar de los nazis. Ahora ha sido restaurada; así que, en cierta manera, y al menos para el público local —los dueños de los hoteles o los albergues y las pensiones que tendrán el privilegio de ver este canal— será casi un estreno.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.