Domingo, 10 de octubre de 2010 | Hoy
VALE DECIR
Felipe Calderón, el presidente mexicano, descifró lo que los defensores locales de la mano dura todavía no han comprendido: la policía, a veces, es más parte del problema que parte de la solución.
El diario Los Angeles Times reporta que Calderón quiere eliminar los destacamentos de policía locales, a quienes considera el eslabón débil de las fuerzas de la ley. La reforma propone eliminar 2 mil departamentos municipales de policía, donde los oficiales están mal entrenados, mal pagos y, por ende, son presa fácil de los sobornos.
En agosto pasado, seis oficiales en el estado norteño de Nuevo León fueron arrestados por el asesinato de Santiago Mayor Edelmiro Cavazos, en las afueras de Monterrey. En los arrestos entre las filas de los carteles mexicanos, es común encontrar policías locales entre los delincuentes.
“La policía municipal es la más vulnerable, la más fácil de encontrar, la más fácil de presionar, la que está más sujeta a intimidación y venganza”, dijo Calderón.
Los alcaldes de las ciudades no están para nada contentos con la medida, ya que perderían el control policial y el presupuesto que lo acompaña. Hay expertos que advierten de los peligros de una policía centralizada: los carteles lo tendrían más fácil para controlar regiones enteras, alcanzaría con corromper el jefe de región. Además, la policía estatal tiene tanta culpa como la municipal: casi la mitad de los policías estatales trabaja, de una forma u otra, para los carteles de la droga.
Los problemas no se terminan para Calderón, quien no sabe para dónde correr con sus vecinos. Por un lado, Hillary Clinton le dice que las drogas nunca van a ser legales; por otro lado, California se prepara para legalizar la marihuana.
“No sé exactamente qué quieren los norteamericanos pero, por lo menos, consistentes no son, y sí nos generan un problema mayúsculo”, se lamenta el presidente al diario La Opinión.
En la serie The Wire, de David Simon, el jefe de la policía les pedía a sus oficiales antidroga que hicieran requisas, que se preocuparan por tener mucha droga para mostrarle a la prensa, pero que nunca siguieran el dinero: “Nunca se sabe a dónde te puede llevar ese rastro”.
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