La mano invisible del mercado tira fuerte y los narcotraficantes de México se esfuerzan por obedecer a la demanda. En la frontera con Arizona han probado todos los métodos para entrar marihuana: escondida en camiones, a través de túneles clandestinos, inclusive con ultralivianos que no aparecen en el radar porque vuelan muy bajo.

Una cámara de seguridad delató el último proyecto: una catapulta, manufacturada con una viga de metal y poderosos elásticos. Mediante esta arma de asedio, los traficantes enviaban marihuana por encima de la frontera.

Los guardias de frontera del lado norteamericano se comunicaron con las autoridades mexicanas para aprehender a los narcos medievales. Llegaron demasiado tarde y sólo les quedó confiscar lo que encontraron: un coche deportivo, 90 kilos de marihuana y la ahora famosa catapulta.