Domingo, 30 de enero de 2011 | Hoy
Por Ricky Gervais
Un dolor de garganta significa cáncer hasta que el doctor dice: “No seas tan estúpido”.
Nadie puede decir que fracasé artísticamente excepto yo, porque nadie conoce mis ambiciones. Ellos no saben lo que estaba tratando de hacer.
Cada vez que escucho que a alguien de la televisión o a algún comediante lo llaman “genio”, pienso: “La medicina acaba de perder a otro”. No hay que poner a alguien ni siquiera tan grandioso como Larry David junto a Newton.
Newton no podía contar un chiste. Arruinaría cada línea, pero tenía otras cuerdas en su arco.
Nunca había hecho mi mayor esfuerzo en nada hasta que hice The Office. Lo puse todo en esa serie y nunca transé. Y aprendí que no transar puede ser una sensación asombrosa.
Hay un poco de David Brent, el protagonista de The Office, en todos nosotros. Todos en algún momento confundimos popularidad con respeto. Todos queremos gustarles a los demás. Todos nos preguntamos si nuestra percepción acerca de nosotros mismos es exactamente la misma que de la del resto del mundo. Y todos queremos sentir que pertenecemos.
Lo único que he exigido siempre fue el corte final.
La comedia stand-up es el último bastión de la autocensura, fuera de la novela.
Nunca olvido que todavía soy una persona real en el mundo real. Nunca suspendo del todo mi incredulidad en el arte.
Amo a Laurel y Hardy. Los amo porque son precarios. Los amo porque, aunque la comedia proviene de ellos diciendo “Estoy con este idiota, estaría mejor sin él”, uno sabe que no estarían mejor por separado. Uno quiere que se abracen. Ellos encontraron el ADN de la comedia, y no se lo ha mejorado.
La persona más graciosa que conocés no es un comediante. Es un amigo tuyo o un miembro de la familia, por la absoluta riqueza del intercambio que tenés con esa persona, la conexión recíproca.
A los norteamericanos les dicen que pueden ser el próximo presidente de Estados Unidos. En Gran Bretaña nos dicen: “No te va a pasar a vos. No seas estúpido. Ni siquiera lo intentes”.
Honestamente, nadie putea como los británicos. Un tipo con calle diciéndote “forro” es la cosa más atemorizante del mundo.
Me emociono tremendamente cuando veo una montaña o un delfín, o incluso cuando pienso en lo sorprendente que es la evolución. Simplemente sé que no fue fabricado por diseño, eso es todo. Y sé que cuando nos morimos, estamos muertos. Pero el amor no es una ilusión.
El infierno es la culpa. Ese es mi infierno.
Después de The Office, vino el cheque, y lo arruinó un poco. Porque yo no quería que el cheque se confundiera con la razón por la que estaba orgulloso.
Es como una “habitación del pánico” gigante, lo que tenemos. Toda la casa: apretás un botón y caen persianas de acero sobre cada ventana. Tengo un buen sistema de seguridad. Es fundamental. Y estamos en el vecindario más amable de Londres. Nunca se sabe.
De todos modos, no soy paranoico. Tiene más que ver con la comodidad, la privacidad, la seguridad. Fundamental. No podés disfrutar de tu vida si te estás preocupando por otras cosas.
Creo que estoy dando la impresión equivocada: las persianas de acero hacen que parezca un desquiciado. Simplemente cubren las ventanas por la noche, desde el lado de adentro. Cuando nos vamos a la cama.
No quiero impresionar a gente por la que no cruzaría la calle siquiera para hablar con ella. Quiero que mi club tenga una estricta política de ingreso. Quiero poder decir: “No podés entrar. No te va a gustar. Y no quiero que te guste”.
No me gusta cuando la gente dice: “Lo hice por el dinero”. No me gusta cuando dicen: “Estoy siendo honesto”. Ok, está bien: pero ahora no te puedo incluir en este otro grupo de gente que nunca me decepcionó. Neil Young: él nunca me decepcionó.
La música sigue siendo para mí la mayor forma artística. Estoy en deuda con la música. Una cuerda puede hacer que me sienta enfermo.
La inteligencia está ciertamente vinculada a la violencia en la evolución del homínido, porque nacimos sin armaduras ni garras ni colmillos. Así que tuvimos que encontrar la manera de vivir y matar, y lo hicimos muy bien. Somos los mejores en eso.
Si vas a tratar de convertirte en un asesino serial, hacelo bien. No los mates y listo. Matalos, violalos, comételos. Si yo fuera juez y vos vinieras y me dijeras que mataste a veinte personas yo te preguntaría: ¿Te las cogiste y te las comiste? Y si me dijeras que no, te diría: “Fuera de mi puto tribunal”.
Tengo un gimnasio en mi casa. El tema es, en todo caso, que sólo estoy tratando de vivir más tiempo así puedo comer más queso y tomar más vino.
Estos son pijamas. Están un poco gastados, voy a tener que tirarlos pronto. Nada malo. Son limpios y son cómodos. ¿A quién estamos tratando de impresionar?
Así respondió el comediante inglés Ricky Gervais a la inmensa sección “Lo que sé” de la revista norteamericana Esquire. La semana pasada, Gervais apareció en los Valedecir por su extraordinaria participación como anfitrión de los Globos de Oro por segunda vez.
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