Domingo, 4 de mayo de 2003 | Hoy
VALE DECIR
No
me pongas esa cara
Pretender vender un televisor, una marca de cigarrillos o un auto mostrando
un culo, vaya y pase. Pero la idea publicitaria de este consultorio sin nombre
que ofrece posibilidades tales como “peeling-mesolifting”, “botox-implantes”,
“terapia anti age” y dispositivos para el adelgazamiento y el modelado
del cuerpo, todo bajo el colorido encabezado en el que se destaca “rejuvenecimiento
facial”, pero ilustrado con un trasero redondo y bien torneado, se presta
por lo menos a confusión. O tiene que ver con esa idea de lozanía
tan ligada a la tersura del culito de un bebé, o simplemente ésa
es la expresión con la que salen todos los pacientes al descubrir que
uno se podrá quitar una que otra arruga y agregarse algo de pelo, pero
no existen los resultados mágicos.
La
grasa de las capitales...
...o de las ciudades poco importantes de los Estados Unidos. Al menos eso es
lo que desvela a las organizaciones eco-vegetarianas del mundo. La cosa es así:
asociaciones de defensa de los animales, encabezadas por Gente para un Tratamiento
Etico de los Animales, acaban de expresar un reclamo de lo más simpático:
que Hamburgo (una pequeña localidad en Buffalo, Nueva York) cambie de
nombre. No por cualquier otro, claro está: el pueblo debería ser
rebautizado Veggieburg (algo así como “Vegeburgo”). A cambio,
los lunáticos de GPTEA se ofrecen a suplir a las escuelas locales con
unos 15.000 dólares de hamburguesas vegetarianas. Un vocero de la asociación
se animó a agregar que “el nombre de la ciudad conjura visiones
de insalubres hamburguesas hechas de vacas muertas”. Y aclaró:
“Nuestra oferta es de lomás seria”. La respuesta oficial
no se hizo esperar: “Con todo respeto -apuntó un representante
de la intendencia de Hamburgo–, estamos orgullosos de nuestro nombre y
de nuestra herencia” (no lo dijo pero, además de ser la cuna del
alimento cuestionado, Hamburgo es sede del festejo anual del Burgerfest). El
caso registra un antecedente: cuando la organización exigió al
pueblo de Killfish (“Matapez”) que depusiera su actitud arrogante
y cambiara urgentemente su nombre centenario.
Las
mujeres los prefieren veteranos
Esto es verdad, o al menos eso asegura Alex Susanna, director del museo austríaco
Bozen: decenas de mujeres han pedido una oportunidad de ser embarazadas por
Otzi, el hombre de hielo descubierto en 1991 por unos alpinistas en el glaciar
Schnalstal, en las alturas de los Alpes italianos. Verdaderamente chapado a
la antigua –a pesar de su nombre tan cool y moderno–, Otzi habría
muerto unos cinco mil años atrás, pero “se mantiene bien”
y al parecer se ha corrido la voz, ya que el museo que lo alberga ha recibido
innumerables pedidos de señoras interesadas en formar pareja con un personaje
tan conservador. Pero el tal Susanna no pudo menos que decepcionarlas a todas
al declarar al canal de TV austríaco ORF que Otzi presentaría
algún que otro impedimento para satisfacer los reclamos de las chicas;
entre ellos, el hecho insoslayable de que su pene se ha descongelado y podrido.
Aunque el rumor que han puesto a correr las malas lenguas indica otra cosa y,
aparentemente, la verdadera razón para declinar todas esas proposiciones
es que el bueno de Otzi ya no se calienta más.
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