VALE DECIR
Lex
Luthor en el Registro Civil
Son suecos:
seguramente escuchan o escuchaban ABBA, siguen los mundiales de fútbol,
llevan la bandera de Boca como insignia patria (¿o era al revés?)
y, también, leen historietas de Superman. Así que podría
pasar acá, en el registro civil, un día cualquiera. Una pareja
sueca, como cualquier otra, tuvo un bebé, como cualquier otro y (como
todas las demás) pensó que el suyo era un bebé especial.
Así que decidieron honrarlo de entrada y estimular su ego bautizándolo
como al último hijo de Kriptón. A lo que las autoridades de Gotemburgo
con competencia en el asunto les respondieron, sin vueltas, que se busquen otro
nombre. Sara Lindenger y Johan Leisten, los impetuosos padres, ambos de 28 años
de edad, supusieron que no habría problema en ponerle Staalman (Superman
en sueco) al nene, pero se impusieron los superpoderes oficiales, con el argumento
de que podría resultar poco feliz para el desarrollo del niño.
Lindenger se limitó a decir: “Sólo queríamos usarlo
como uno de sus segundos nombres. Hubiera sido mucho peor que le pusiéramos
El Fantasma o Tarzán.”
Flema
británica
Trenes rigurosamente
vigilados: ésa parece ser la nueva política de ScotRail, la compañía
ferroviaria británica que acaba de disponer el uso de las más
modernas técnicas de análisis de ADN para rastrear a la gente
que saliva desde las ventanillas y los andenes, dejando una mácula innoble
sobre el noble y resistente material de sus rieles, que han hecho histórico
a este sistema de transporte en todo el mundo, o algo así. En realidad
los tiene más perturbados el profuso salivado sobre el personal de la
empresa, una práctica que se viene expandiendo en los últimos
tiempos. ScotRail ha provisto a sus empleados de un kit de “recuperación
de saliva” para la eventualidad de que sufran nuevos ataques a base de
escupitajos. El equipo consiste, básicamente, de un par de guantes, una
bolsa para preservar la evidencia y dos hisopos. La policía de Strathclyde
y la policía de British Transport se encuentran actualmente abocadas
sin descanso a la tarea de analizar muestras criminales y contrastarlas con
la base de datos genéticos nacional. Una investigación realizada
paralelamente reveló que un tercio de los ataques contra el personal
de la compañía ferroviaria involucra las armas químicas
que produce naturalmente el sistema digestivo humano. Peter Cotton, director
de ScotRail, ya hizo sus declaraciones públicas al respecto. Que la empresa
“no tolerará asaltos de ninguna naturaleza contra nuestro personal
y estamos trabajando junto a la policía para atrapar a aquellos miembros
del público que abusan de nuestros empleados”, dijo Cotton de un
tirón y sin tragar saliva.
La
guerra de los combos
Papas fritas de la
libertad, las pindongas. O algo así proponen los emprendedores dueños
de un pub búlgaro que acaban de agregar varios nuevos menúes de
candente actualidad a su servicio. Por un lado, el cóctel Shock &
Terror; la ensalada Ataque Yanqui por otro. Entre los otros platos del día
que ofrece el City Club (sito en la ciudad de Veliko Tamovo) se incluyen las
Saddam’s Drama Salads, las papas fritas Bush Impaciente y el pollo a la
parrilla sugerentemente bautizado Choque Arábigo. “Los viernes
incluso tenemos un premio especial para las personas que más gasten en
nuestro local”, aporta con entusiasmo y orgullo Petar Stefonov, autor
de la original iniciativa gastronómica: “Una máscara antigás.
Por supuesto, viene acompañada de los mejores deseos”.
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