VALE DECIR
Gancho
Panza
Hay algo enigmático
y perturbador en este aviso publicado en la sección de Empleos del suplemento
Clasificados de Clarín del domingo pasado, y no parece ser tanto la descripción
del tipo de empleo ofrecido (“jóvenes golpeadores de panzas”);
después de todo, cada uno tiene sus aficiones y fetiches y está
bien que así sea. Ni tampoco parece serlo la franja de edad requerida,
entre 18 a 45 años, ni que deje un teléfono como único
contacto. El problema no es, siquiera, que no se aclare qué tipo de panzas
hay que golpear (¿infladas?, ¿musculosas?, ¿desnutridas?).
Lo que no se termina de entender, en realidad, es qué significa eso de
que la retribución no sería monetaria (“no x $”).
¿Acaso es por placer? ¿Qué quieren? ¿Golpeadores
vocacionales? ¿Gente estresada? Pero al menos algo es seguro: hoy día,
para conseguir laburo, hay que tener estómago para cualquier cosa.
Para
caminar sobre las aguas
Una cadena de supermercados
danesa acaba de retirar de sus góndolas unas sandalias plásticas
con imágenes de Jesucristo y de la Virgen, tras sufrir los embates de
una campaña emprendida por varios grupos religiosos. La cadena en cuestión
es la Kvickly, con cerca de nueve decenas de locales en su país; pero
las protestas pudieron más. O al menos eso argumenta Jens Juul Nielsen,
vocero de la Coop Danmark, la empresa propietaria de la cadena. “Algunos
curas creen que uno está pisoteando a Jesús y la Virgen cada vez
que se pone estas sandalias”, fue el amague del tal Nielsen por explicar
la postura de algunas de las más de doscientas personas que elevaron
su voz opositora (y en algunos casos también sus puños opositores,
ya que, en actitud no muy cristiana que digamos, destrozaron unos cuantos pares
pocas horas después de su puesta en circulación el lunes pasado).
Un sacerdote ortodoxo confirmó la explicación oficial del supermercado:
“Es degradante pararse sobre la imagen de alguien” (sic). Nielsen
se negó a confesar cuántos pares de sandalias llegaron a venderse
antes de que fueran sacadas de circulación, pero los medios locales hablan
de unos 4 mil (aproximadamente la mitad del stock) en pocas horas. Nada tan
impresionante desde los sobres de figuritas del Papa que años atrás
los niños argentinos podían pedirle a su quiosquero amigo. O lo
que se dice, otro golazo de los puestitos camineros a la vera de los caminos
del Señor.
Qué
se puede hacer salvo hacer películas
Desde que una película
como Mi pobre angelito se transformó en una de las más taquilleras
de la historia, las mentes científicas del mundo se han desvelado no
tanto por desentrañar un fenómeno en apariencia inexplicable como
por obtener la fórmula para forrarse sin pensar demasiado. Finalmente
una mujer llamada Sue Clayton será quien dé reposo a esos cráneos:
según su presentación unos días atrás en la Universidad
de Londres y el British Film Council, ha logrado aislar científicamente
las partes que componen la película comercialmente infalible. Y éstos
son los primeros porcentajes, según la Clayton: 30% de acción,
17% de comedia, 13% de “eterna lucha del bien contra el mal”, 12%
de amor, sexo y romance, 10% de efectos especiales, 10% de argumento y 8% de
música. El estudio estuvo basado en un análisis detallado, un
“corte transversal” de las películas más taquilleras
estrenadas en el Reino Unido en los últimos diez años, desde Todo
o nada (The Full Monty) y Un lugar llamado Notting Hill hasta Otro día
para morir y Titanic. ¿Y quién le pagó a la Clayton para
que, a pesar de ser una directora de cine y aplicada académica, le dedicara
un tiempo considerable a este asunto? La respuesta puede resultar sugestiva,
pero al menos no deja azúcar pegada en los dientes: el estudio fue encargado
porla Coca-Cola Diet, “para entender más cabalmente qué
es lo que hace que funcionen las películas populares” (y, asegurarse
de paso, cómo hacer mejores contratos de esponsoreo). Entre las conclusiones
del estudio se encuentran un par de datos llamativos: una de las películas
que más se acerca al mapa del “film comercialmente perfecto”
es Toy Story 2, seguido de Shakespeare apasionado, aunque con una cuota menor
a la necesaria de efectos especiales. Pues bien, será cuestión
de que saquen en DVD una nueva versión de aquella inexplicable ganadora
del Oscar en la que el Bardo de Avón y Marlowe se trencen en el aire
a lo Matrix y diriman sus asuntos con sables láser... y a ver a quién
le toca el verde y a quién el rojo.
Golpe
al corazón
Un alemán ha
decidido ponerse a la cabeza del asunto de la violencia en los boliches y darle
un ejemplo al mundo. ¿Cómo? Cambiando a los intimidantes sujetos
dispuestos en la entrada de su disco, el Beatclub de la ciudad de Colonia, por
mujeres desnudas, convencido de que será un método mejor para
tratar con los visitantes más problemáticos. Un habitué
del lugar dijo como al pasar que “así es mucho más divertido
y, si bien las chicas se tienen que poner algo encima cuando salen a la calle,
no es ropa ajustada y es mucho lo que queda a la vista”. El atuendo laboral
de las muchachas es más o menos así: botas largas de tacos altos,
portaligas negro y tapado de piel abierto. Linda, una de las chicas consultadas
por un medio local, dijo que “es un trabajo mucho más sencillo
y divertido que el que tenía antes” y que de esta manera “conozco
gente: si tienen más de 18 y están bien vestidos, tienen bastantes
posibilidades de entrar cuando estoy en la puerta”. “Con nuestras
nuevas ‘rebotadoras’ queremos bajar la atmósfera de agresividad
que suele existir en las disco”, agregó Philipp Sommer, el joven
jefe del lugar. Es que, al parecer, las chicas tienen sus propias armas mortales:
te matan con la indiferencia.
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