Domingo, 13 de noviembre de 2011 | Hoy
VALE DECIR
Al norteamericano Jason Leon Bastrom le gusta mucho la televisión. Muchísimo. Tal es así que el hombre de 32 años no dudó en irrumpir en una casa ajena y, sin intenciones de robar o cometer delitos mayores, simplemente se sentó en el sillón del living, prendió la TV y cómodamente vio un programa matutino. Eran las 7 de la mañana. Ojo, también aprovechó su visita (sin consentimiento de los dueños) para tocar unas teclas del piano.
Justamente al escuchar las melodías del particular maleante, Jamie McGowan —la propietaria de la casa— se pegó tamaño susto e hizo dos llamados: al 911 y a su cuñado. El familiar llegó al instante y enfrentó a un Bastrom que se paró de golpe y con las manos en los bolsillos. Por miedo a que estuviera armado y fuera peligroso, el familiar de McGowan no escatimó en medidas y le propinó un golpazo en la cabeza.
A las 7.29 am llegó la policía de Portland para arrestar al intruso que, antes de ir a la comisaría, tuvo que hacer una parada en el hospital local para que le curasen las heridas. Ahora reside en la cárcel del condado de Multnomah, mientras espera su juicio por allanamiento de morada en primer grado.
Según confirman las fuentes policiales, Bastrom ingresó a la casa al notar que la puerta estaba abierta. ¿Por qué decidió hacerlo? “El felpudo de la entrada decía ‘Bienvenido’ —explicó Bastrom—, así que simplemente entré.”
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