El alcalde de la pequeña ciudad turística Medora, en Dakota del Norte, ha tomado nota de una triste realidad: que el morbo vende. Por eso, llevando la lamentable premisa un paso más lejos, ha decidido incentivar el turismo con una “atracción” novedosísima: una horca. Mientras espera aprobación tras solicitar un permiso a la comisión de zonificación y planificación de su pueblo para levantarla en su casa, Doug Ellison (tal es su nombre) avisa que no sólo construiría el adminículo mortuorio: también llevaría a cabo simulacros de ahorcamiento en vivo.

Según contó este alcalde de 49 años, cuando presentó su propuesta a la comisión, hubo cinco segundos de silencio porque “creyeron que era una broma”. “Mi visión es hacer una puesta en escena; apuntar a un transeúnte, enjuiciarlo y colgarlo, todo en veinte minutos aproximadamente. Si es más largo, los turistas perderán interés”, explicó el marketinero Ellison.

Afortunadamente, en su visión, el “condenado” llevaría un arnés bajo la ropa para que el impacto no lo lastime. “La cuerda es sólo un apoyo; no hay peligro de romperse la cabeza”, apuntó el hombre que, en caso de que su proyecto vea la luz verde, “celebrará” las ejecuciones los fines de semana. “Será una gran oportunidad para interpretar nuestra historia y un gran atractivo para Medora”, aseguró Doug que, entre los entretenimientos anuales de su pueblo de cien personas, contabiliza una producción teatral sobre el Lejano Oeste y un pabellón de caza del siglo XIX. Próximamente: ahorcamientos en vivo.