Domingo, 10 de junio de 2012 | Hoy
VALE DECIR
Cesare Lombroso estaría orgulloso. Cuando el positivismo criminológico parecía superado, un estudio de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, afirma que usar barba chivito hace que otros perciban a su portador como “un ser malvado”. La investigación, llevada adelante por los científicos Derrick Watson y Elisabeth Blagrove, asegura que se debe a cierta “geometría del mal”.
El punto iniciático de los doctores fue observar caricaturas por televisión. Ocurre que, en los dibujos animados, además de llevar unas pobladas cejas, los villanos (el diablo, incluido) suelen tener una barba puntiaguda que le da un aspecto de enojo. ¿Código perverso? Algo similar: cuanto más parecidas las características del rostro de la persona o personaje a un triángulo que apunta hacia abajo, más vil la percepción del mismo.
Para cerciorar su hipótesis (y seguir matando el tiempo), Waltson y Blagrove citaron a un número de voluntarios y les pidieron que observaran fotos y las catalogaran entre positivas, neutrales y negativas (a los de barbita de chivo, por supuesto, les fue pésimo). Más tarde, procedieron a pedirles que miraran fotos de triángulos —ubicados en todas las direcciones; hacia arriba, a la derecha, abajo, a la izquierda— y —oh sorpresa— los que miraban hacia el sur les daban mala espina.
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