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En casi todos los países del mundo, la manera más común de faltar al trabajo es reportarse enfermo. En Escocia, sin embargo, un profesor encontró el método poco original y probó condimentar la mentira. No “mató” a ningún pariente ni inventó problemas de auto o transporte público. No, Derek McGlone fue más lejos y, cuando llamó al colegio donde trabajaba para avisar que no asistiría, la excusa que saltó de la cabeza a la boca del docente fue la siguiente: “No puedo ir hoy; atropellé y asesiné a una niña”.

Esa fue una de las tantas mentiras que el extremista jefe del departamento de música, de 42 años, dijo entre junio de 2008 y fines de mayo de 2011. Para colmo, a la hora de argumentar, no ahorró en detalles. Sobre el “accidente” vehicular, por ejemplo, llegó a explicitar que “había sentido cómo las ruedas pasaban sobre el cuerpo de la chica”, contó uno de sus jefes de la Escuela Superior Calderhead, en North Lanarkshire.

Ahora, en una audiencia del Consejo General de Docencia Escocés, el suspendido maestro —que quiere volver a enseñar— ha tenido que hacer frente a esa y otras mentiras y exageraciones. Como la ocasión en la que llamó para avisar que tampoco llegaría a las clases por estar “envuelto en una nube de cenizas en Islandia”, cuando —en realidad— estaba echado en su casa de Glasgow. O la pelea vía Facebook que tuvo con sus colegas que, tras denunciar algunas de sus mentiras, sufrieron el embate de un McGlone ebrio, que no tardó en publicar que eran todos unos “atorrantes” en la red social.

Tras autodefinirse como un “excelente” profesor, Derek no sólo admitió sus exabruptos y torceduras a la verdad, también aseguró estar avergonzado y arrepentido por sus acciones. “No puedo dar una explicación razonable acerca de lo que he hecho. No tengo excusas; fueron incidentes imperdonables y estúpidos”, ofreció el hombre a un Consejo que ahora debe decidir si darle o no el ok para retomar la enseñanza.