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Un hombre le roba la leche del biberón a su beba para cortarse el cafecito. Lee el diario mientras la nena prende un fósforo y amenaza con explotar varios fuegos artificiales. La baña en el lavarropas. La olvida fuera de la casa y en plena lluvia mientras, a resguardo, él se toma un chocolate con crema. El toma champán; ella también. El está a punto de martillar y ella, pequeñita, sostiene el clavo.

La sumatoria de barbaridades, lejos de relatar el horror de un padre terrible, forma parte de una serie fotográfica que, bajo el nombre “El mejor papá del mundo”, ha realizado el fotógrafo norteamericano David Engledow. Pensado como un álbum de imágenes poco convencional para su hija Alice Bee (musa del proyecto), la idea se volvió viral y a él ya le certifican el título de “El padre más geek”. O, al menos, el más entretenido.

Con la idea de retratar el tipo de padre en el que Engledow no quiere convertirse y burlarse de sí mismo –por despistado y falto de sueño–, David empezó a retratar a su beba desde sus 12 semanas de edad con una única constante: en todas las fotos salen ambos y él sostiene una taza con la leyenda El Mejor Padre del Mundo. “Es una parodia del tipo de hombre que no quiero ser: absorto, negligente; incluso, arrogante”, explica el hombre que ahora recauda dinero para convertir la serie en un calendario. Y aclara: “La regla de oro es que Alice nunca esté realmente en peligro”. (En las “escenas de riesgo”, intervino el amigo Photoshop.)

Con sede en Maryland, David se reconoce como un aficionado y asegura que manipula digitalmente sus piezas para potenciar lo caricaturesco. “Quiero que la gente se dé cuenta de inmediato de que es una obra, no es real –informa el hombre al que la idea lo ayuda en otros aspectos de la vida–. Mucha gente se queja de la cantidad de fotos de bebés de conocidos que se suben a Facebook. Con esta idea, logro mantener a mis amigos interesados en ver crecer a Alice.”

Así y todo, la prioridad número uno es la niña. Porque el chiste es que la beba crezca y, de grande, pueda tomar su álbum y recordar que todo tiempo pasado fue mejor. O, al menos, muy divertido.