VALE DECIR
Cocodrilos
comen pizza
Así dice la noticia: “Un mexicano está deleitando a los
turistas jugando al fútbol con sus cocodrilos-mascotas”. Erroberto
Piza Ríos, quien asegura haber domado a 47 cocodrilos a lo largo de los
últimos 24 años, patea una pelota alrededor de sus mascotas en
Iztapa. Todas ellas están bautizadas con los nombres de jugadores profesionales,
y participan del juego cuando su amo patea en su dirección o les pone
el balón en la cabeza, en cuyo caso suelen levantar la mandíbula
superior para dejarla rodar por su cuerpo. “Soy el rey de los cocodrilos”,
dice Piza. “Tengo un don para hablar con ellos, porque desde que era niño
tuve el hábito de llevarme bien con escorpiones, serpientes, arañas
y tarántulas, y nunca he sido atacado por estos animales.” A veces
también –cuenta el tal Piza– se recuesta sobre alguno de
sus “amigos” o les rasca las panzas, llegando a “darles besitos”
a algunos de ellos, los más chicos. Como parte del espectáculo,
a veces saca un cocodrilito de una bolsa y le permite morderle “gentilmente”
el rostro y los brazos. Eso sí, en el fulbo Garfio siempre va al arco
y un día de éstos la cosa se da vuelta y la noticia empieza: “Un
cocodrilo mexicano se está deleitando frente a los turistas con un tal
Erroberto Ríos”, y punto.
Mi
enfermedad...
... cantaba Fabiana Cantilo años atrás. Ahora, el cantante Phua
Chu Kang, de Singapur, ha grabado el “Sar-vivor Rap”, una canción
de tenor similar destinada a colaborar en la lucha contra el Sars. El emprendimiento
cuenta con el respaldo del Ministerio de Salud local y, al parecer, nadie pretende
que el asunto sea tomado muy en serio que digamos. Sin embargo, su letra contiene
momentos de verdadera evocación poética: “No hagas kak-pui
en el lugar, porque sería lo mismo que si hicieras kak-pui en mi cara”.
Kak-pui, vale aclarar, significa escupir. El CD, grabado parcialmente en inglés,
sale a la venta en un momento en que el gobierno está lanzando una campaña
contra el singlish, nada sutil mezcla de la lengua del bardo de Avon con los
dialectos locales, pero eso es lo de menos. El próximo paso lógico
en esta campaña debería ser la convocatoria a un programa tipo
Popstars pero que se llame PopSars, y a ver quién está tan enfermo
(de la cabeza) como para intentar superar en energía creativa y vocación
solidaria al tipo que canta kak-pui.
El
Señor no se encuentra en este momento
En general es sabido
que los números telefónicos de las películas de Hollywood
son inexistentes, o son líneas habilitadas por los estudios –con
la característica 555– a efectos promocionales. Bueno: que se lo
digan a Andy Green, habitante de la ciudad inglesa de Irlam, cuyo número
de teléfono es el mismo que tiene Dios en la película Todopoderoso,
la última protagonizada por Jim Carrey y que se estrena en unas semanas
por aquí. El pobre Green dice que lo han estado llamando todos y cada
uno de los “fanáticos religiosos” de Manchester. Green se
ha logrado armar en varias ocasiones de paciencia suficiente como para explicarles
a quienes lo telefoneaban que él no es “El Mesías”,
sino un trabajador del gremio gastronómico de la ciudad. “Los fines
de semana recibo hasta 70 llamadas diarias. la mayoría cuelga cuando
escucha mi voz. Parece que no esperan que Dios tenga un acento de Manchester”,
dice Green, que ya se puso en contacto con los Estudios Universal para ver cómo
se arregla todo el asunto. Quienes lo atendieron se limitaron a decirle que
eligieron ese número porque no figuraba en Buffalo, Nueva York, que es
donde transcurre la película. “El problema es que ya me estoy empezando
a creer que soy Dios –agregó el tipo, al que la cosa ya lo está
poniendo verde como su apellido–. Tal vez sea hora de empezar terapia.”
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