¿Qué se le regala a un fanático de la generación Beat que tiene absolutamente todo? Pues, sencilla la respuesta: uno de los frascos de metadona (prescripta por doctores, no vaya a ser cosa) que pertenecieron a William S. Burroughs y que viene relleno de piedras directamente extraídas de su tumba y carcasas de bala disparadas de una de sus armas. Un sueño dorado para fetichistas —cuyo corazoncito late más fuerte con la mera mención de El almuerzo desnudo— que suena a cuento chino, pero, en realidad, existe como opción real. Y por una suma relativamente módica, que oscila entre los 300 y los 900 dólares, dicho sea de paso.

Obra y gracia de las Galerías PBA, en San Francisco, la excéntrica promoción es parte de la subasta que dicha institución llevó adelante el pasado 10 de octubre, en la que, además de los dichosos frasquitos, se remató una colección masiva de libros y memorabilia, incluida una copia de 1959 firmada por Lawrence Ferlinghetti de A Coney Island Of The Mind, 14 números de revista Avant Garde, un dibujo original de Charles Bukowski, vinilos de Henry Miller y una lista de compras escrita por el ya mencionado Burroughs donde, como bien se lamenta la web Dangerous Minds, no hay mención de municiones o narcóticos. ¿Una pena?