Domingo, 1 de julio de 2007 | Hoy
PáGINA 3
Por Yoko Ono
Esta es mi respuesta al pedido de libertad condicional hecho por Mark David Chapman, a quien en adelante llamaré “el sujeto”. No es fácil para mí escribirles esta carta porque aún me resulta doloroso pensar en lo que pasó esa noche y verbalizar mis pensamientos de manera lógica. Disculpen si no alcanzo sus expectativas de darles una opinión satisfactoria. Pero estos son mis pensamientos sinceros.
Mi esposo John Lennon era un hombre muy especial. Un hombre de origen humilde que le trajo luz y esperanza al mundo entero con sus palabras y su música. Trató de ser un buen poder para el mundo, y lo fue. Le dio aliento, inspiración y sueños a la gente sin importarle su origen, credo y género. Para mí, él era la otra mitad del cielo. Estuvimos enamorados como los más vehementes amantes hasta el último momento. Para nuestro hijo Sean él era el mundo. Ese mundo fue destrozado cuando “el sujeto” disparó el gatillo. Para Julian, fue perder a su padre dos veces. Para las personas en el mundo, fue como si la luz se apagara por un momento y prevalecieran las tinieblas. Con su acto de violencia en esos pocos segundos, “el sujeto” se las arregló para cambiar mi vida, destruir a sus hijos, y traerle profunda tristeza y miedo al mundo. Fue, de hecho, el poder de la destrucción en acción.
Al principio, me negué a aceptar la muerte de John. Anuncié que no iba a haber funeral para John, porque en mi mente estaba diciendo QUE NO ESTABA MUERTO. “Díganme que no está muerto, díganme que no está muerto”, gritaba dentro de mí. Pero después empecé a escuchar que jovencitas se arrojaban de edificios para suicidarse. Me di cuenta de que no era el momento para revolverme en mi propio dolor. Organicé una vigilia mundial rogando que, juntos, saldríamos adelante de alguna manera.
Durante los últimos veinte años cargo con la antorcha que alguna vez John y yo cargamos juntos para tratar de que la oscuridad se vaya. Les pedí a los fans que recordaran la fecha de cumpleaños de John, no el día de su muerte. Cuando la gente me preguntaba cómo me sentía acerca del asesino de mi esposo, siempre les decía que ya no pensaba en ese día, que quería mirar al futuro y no detenerme en ese momento horrible. Pero de hecho el recuerdo de esa noche no me ha abandonado ni un solo instante durante estos últimos veinte años.
Fue tan cruel. Tan injusto. Mi esposo no se lo merecía. De ninguna manera estaba preparado para morir. Se sentía bien con la idea de hacer una gira de conciertos después de terminar el disco que sería su último trabajo. Con gusto hubiera cambiado de lugar con “el sujeto” y vivir la vida protegida que disfruta “el sujeto” ahora. Aun confinado, mi esposo John se hubiera alegrado escuchando las voces de sus seres queridos, hubiera disfrutado creando canciones, o simplemente mirando el cielo y sus cambios cada estación. John no puede hacer nada de eso ahora.
Su familia y el mundo descansan porque la Corte hizo justicia. “El sujeto” fue encarcelado. Si fuera puesto en libertad ahora, muchos se sentirían traicionados. La bronca y el miedo se alzarían otra vez.
También les daría una señal de “adelante” a los otros que quisieran seguir los pasos del “sujeto” para recibir la atención del mundo. Temo que vuelva a traer la pesadilla, el caos y la confusión. Los dos hijos de John y yo no nos sentiríamos a salvo el resto de nuestras vidas. Otra gente que esté en posiciones de alta visibilidad y exposición como John también se sentirían inseguros.
Finalmente, no sería seguro para el propio “sujeto”. Dejará de tener la seguridad que el Estado le provee ahora. Entiendo que ha sido aislado de otros prisioneros por la amenaza de que lo ataquen. Bueno, también hay gente afuera que está muy disgustada con lo que hizo. Sentirán que es injusto que “el sujeto” sea recompensado con una vida normal cuando John perdió la suya. La violencia engendra violencia. Si es posible, me gustaría que no crearan una situación que pueda traerle más locura y tragedia al mundo.
Les agradezco desde ya por su sabia y justa decisión suya
Yoko Ono Lennon
Esta carta, escrita en el año 2000, cuando Mark David Chapman solicitó libertad bajo palabra, es leída a cámara por Yoko Ono en los extras del documental The US vs. John Lennon, que se distribuye directamente en dvd por estos días.
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