FOTOGRAFíA > FAMILIA, MODELO PARA DESARMAR
Organizada y curada por Sub Cooperativa de Fotógrafos, la enorme muestra montada en tres pisos Familia, modelo para desarmar expone fragmentos de 25 series fotográficas de artistas como, entre muchos otros, Jorge Sáenz, Alain Laboile, Valeria Bellusci, Oriana Eliçabe, Res, Marcos López, Lucila Quieto y Gaby Messina. Todos eligieron centrarse en los vínculos familiares para replantear, homenajear o revisar la intimidad de esas relaciones que, más allá de sus singularidades, construyen la identidad de las personas.
› Por Romina Resuche
Distintas ramas del arte se ocuparon desde siempre de las relaciones más cercanas tomándolas como tópico, como materia prima, como eje o nudo para contar de algún modo las emociones asociadas, los sentimientos, las transformaciones, los avatares individuales de la vida en relación con otros. La fotografía en particular tiene un vínculo directo con la familia, y es desde esa posibilidad que se la acepta como herramienta para el acercamiento, para la traducción e incluso como panacea.
Intervenir el archivo, llevar un registro casi diario del crecimiento de los hijos, ahondar en el misterio de los lazos primarios, retratar el origen, mostrar lo que no siempre se ve de la entrega en el cuidado humano, homenajear a los padres, contar la cotidianidad de un grupo, ver el paso del tiempo y los detalles de una casa considerada hogar, acompañar el viaje final de un ser querido, hacer memoria produciendo imágenes. En el recorrido de tres pisos de una sala de exhibición porteña, una veintena de proyectos fotográficos exponen algunas de las muchas formas de familia existentes y lo que la ficción y el documentalismo son capaces de hacer con y por la ausencia, la nostalgia, el deseo, la alegría.
¿Existe un solo modo de vincularse entre las personas, para crecer juntas, según las etiquetas que las nombran? ¿Es aún un territorio habitable lo que las tradiciones marcan? ¿Está el amor asociado únicamente a la belleza? Las respuestas podrán ser obvias para algunos o llevar a más preguntas y entonces diversificarse tanto como la cultura, la época, el contexto y la libertad personal lo permitan. Durante los primeros días de difusión de esta muestra en las redes sociales, el subtítulo generaba posiciones y también algún que otro comentario que demandaba o cuestionaba el desarmado propuesto. Familia, modelo para desarmar es una idea de Sub Cooperativa de Fotógrafos, que reúne a 25 autores para que cada uno cuente una historia sobre este rasgo de la condición humana.
Desde su surgimiento, como colectivo, los Sub accionan basándose en la premisa de trabajar en equipo, de asumir y afrontar cada movimiento que hacen de manera grupal, como familia. De la decisión de asumir la autoría con un nombre común a compartir espacio, tiempo e ideas con otros para que la fotografía siga creciendo, abrieron camino esta vez oficiando de curadores y productores de una muestra a la altura de todo lo que hacen, trabajando líneas conceptuales y prácticas muy propias. Convocaron para esto a los fotógrafos Jorge Sáenz, Ana Casas Broda, Alain Laboile, Valeria Bellusci, Oriana Eliçabe, Verónica Mastrosimone, Res, Inés Tanoira, Martin Weber, Marcos López, Lucila Quieto, Gaby Messina, Cecilia Reynoso, Gerardo dell Oro, Gabriela Muzzio, Martín Estol, Alejandro Kirchuk, Nicolas Pousthomis, Héctor Rio, Franco Verdoia, Beto Gutiérrez, Cecilia Estalles, Liliana Contrera, Florencia Lo Re y al colectivo Cía de foto. Muchos países, muchas miradas.
Mientras unos pocos optan por apropiarse de algún fragmento de sus álbumes heredados, otros apuestan a cierta desfiguración de las clásicas figuras. Y así usan la representación como recurso, la sublimación como constructora de nuevas imágenes sobre la imagen establecida y hasta acuden a la interpretación simbólica de la posibilidad. Otros futuros, otros finales. En todos estos modos de ver y de mostrar, este grupo de artistas expone algo de lo que piensa, siente o experimenta ante los planteos del árbol genealógico y las dinámicas formas de relacionarse con sus hallazgos, circunstancias y consecuencias.
La fotografía del abrazo de una pareja elegida como objeto de recuerdo y la intención de repetir la hermosura capturada de ese acto con otros protagonistas. Portarretratos que dan la espalda a quien los mira. Una foto carnet en blanco y negro, intervenida por los colores de la materia viva. Imágenes que parecen surgidas de sueños y de ensueños, de pesadillas de corte cinematográfico. Registros hilarantes o condenatorios, sórdidos y tiernos. El colgajo de piel del vientre de una madre reciente, la siesta, las habitaciones vacías, la fiesta, el silencio perpetuo, los rostros felices, los rostros resignados, los rostros indiferentes, el parecido, la enfermedad, la pérdida, las complicidades. Los pares, los impares, los migrantes, los políticos, los consanguíneos, los elegidos, los alejados.
Y el recorrido sigue y se suceden situaciones que dan cuenta de la familia como espacio nutricio, de aprendizaje de sentires, de elaboración del sí mismo, de observación obligada y compleja por cercanía. Cuando no es la genética lo que define la unión, cuando ésta sí es la que plantea que el mundo en el que se nace puede no ser el que se habite y se sostenga la pregunta de si este es o no el único que se reconoce propio.
La propuesta de Sub dio a cada fotógrafo idéntico espacio para mostrar su obra. Sintonizando en un mismo paisaje, pausado pero fluido, cada pieza compone y aporta al sentido total de la puesta, aún en las diferencias estéticas de la búsqueda de cada artista y de los montajes, igualados en su sencillez. Hay color y drama, profundidad y sutileza, también distancia emotiva en algunos casos. Es acaso un acierto que la composición curatorial se olvide de lo lineal pero agrupe, casi como en una mesa familiar, donde por afinidad tal y cual se sientan juntos o enfrentados.
El fenómeno de esta exhibición supera el mero hecho de que puedan verse, conocerse, cada uno de los trabajos de estos artistas. La muestra convoca a algo más que a la memoria, llama a la empatía, a la revelación del presente sentimental de los espectadores, emancipados en su viaje personal ante las imágenes.
Familia, modelo para desarmar, podrá verse hasta el 18 de junio en la galería Arte x Arte de Buenos Aires. De martes a viernes de 13.30 a 20 y los sábados de 13.30 a 16.
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