Domingo, 11 de septiembre de 2016 | Hoy
ENTREVISTA > EDUARDO “PITUFO” LOMBARDO
Compositor, director de murga premiado, docente y exquisito percusionista, Eduardo “Pitufo” Lombardo fue construyendo su propio camino dentro del terreno de la música uruguaya hasta hacerse un lugar dentro de la canción, con discos como Rocanrol e Ilustrados y valientes. Homenajeado por Jaime Roos en una de sus canciones más famosas, fue integrante de la última formación de Los Que Iban Cantando, participa desde hace años en el homenaje Mateo x 6 y acompaña a Fernando Cabrera en su último espectáculo. Antes de cruzar el charco a presentar su música, Lombardo avisa que, además de estar preparando un disco nuevo, este verano volverá a salir en el Carnaval uruguayo.
Por Juan Ignacio Babino
“Bien de bien”. Vale pensar o imaginar que, para decir o comentar que algo le pareció muy bueno, Eduardo “Pitufo” Lombardo podría decir “ok”, “copado”, “perfecto”, “buenísimo”; en fin, tantas otras maneras. Pero no, en cada uno de esos encares él dice así: bien de bien.
Nació en el barrio La Comercial de Montevideo en 1966 y a los nueve años la familia se mudó a Sayago, más precisamente al barrio cooperativo Mesa 3: “Era otro contexto político, social, cultural. Un barrio de ayuda mutua, con otro espacio para el trabajo, donde todos se involucraban en la construcción de las casas de los demás. Ahí formamos una murga que era un cuarteto y tocamos por primera vez en la fiesta de la cooperativa. A los once años armamos El Firulete con más gurises. Y eso pasó a ser, muchos años después, la Contrafarsa”. Los años de infancia lo tuvieron prendido a la radio y a algunos discos de vinilo: folclore, mucho Beatles, tango. Y, sobre todo, un par de cosas: “A los cinco años vi una murga por primera vez y a partir de allí le pedí a mis padres que me llevaran todos los años a carnaval. El disco Magic Time de Opa lo escuché quinientas mil veces. Y mi padre me regaló, en el año setenta y pico, un disco de Araca la Cana. Creo que es el mejor coro de murga que he escuchado en mi vida, en cuanto a lo tímbrico, lo sonoro. Lo tengo como una reliquia. Un sonido de murga súper particular, increíble”. Y es en aquel barrio cooperativo donde él encuentra su primera vinculación con la percusión: “Recuerdo mucho un trío que pasaba los domingos por la calle de mi casa: bombo, redoblante y trompeta. Tocaban el Himno a Peñarol. Yo tenía seis años y el abuelo de un vecino amigo tenía un Ford viejo y como yo no tenía instrumentos, me subía al auto y empezaba a percutir ahí, quería reproducir el sonido de los tres tambores del candombe sobre el capot del auto, cosa imposible de hacer. En Sayago, además, había una fundición cerca y encontraba hilos de metal tirado y armaba la bordona del redoblante con eso, porque no tenía plata para comprar, entonces lo armaba así. Los sonidos están en todos lados. De manera intuitiva, de muy gurí, arranqué con la percusión”.
Su primera salida “profesional” en carnaval fue en 1984 como platillero de Falta y Resto. Así lo hizo durante cuatro años seguidos hasta que empezó a dirigir. En 1988 y 1989 ganó el primer premio del carnaval con esa murga, luego volvería a ganarlo con otras: La Gran Muñeca, Contrafarsa y Asaltantes con Patente. Durante esos años, al tiempo que empezaba a estudiar percusión y composición, formó parte de la última etapa de Los Que Iban Cantando, grupo fundamental en la historia de la música y el canto popular uruguayo, en esa época integrado por Jorge Lazaroff, Luis Trochón y Jorge Bonaldi. “En realidad había ido a hacer una prueba y quedé. Yo tenía veintiún años, era un gurí. Grabamos el disco Enloquecidamente en el 87. Era un grupo muy particular a la hora de las composiciones. Los tres integrantes componían. Y con mucha creatividad, tocando con instrumentos no convencionales. Fue una gran experiencia”.
A partir de allí –así fuera como baterista, percusionista o platillero– tocó y grabó con todos. Empezando por Jaime Roos: participó de muchas giras con su banda, además de grabar como miembro de Falta y Resto en, por ejemplo, temas como “Brindis por Pierrot” y “Colombina”. Pero la enumeración se continúa con Jorge Galemire, Mauricio Ubal, Rubén Olivera, Jorge Drexler, Ney Peraza y Fernando Cabrera, con quien sigue compartiendo toques desde hace unos meses. Cuando se da la oportunidad, todos se refieren hacia Pitufo con cierta devoción. “Me emociona pensarlo. Y por otro lado he tenido la suerte de encontrármelos. Y también he tratado de cumplir mi rol dentro de los lugares que me corresponden. Con una cabeza de aprendizaje”.
Jaime Roos cuenta que su canción “Los futuros murguistas” la compuso inspirándose y mirándote a vos...
–Sí, es verdad. Yo me enteré muchos años después. Mismo, toqué en la banda de él y nunca me lo dijo. No sé porqué, tengo una muy buena relación con Jaime. El me vio tocar cuando yo tenía diecisiete años, en la Falta y Resto. Tá, tuvo esa imagen y ahí nace esa canción. Sí, fue ahí. Creo que fue en el Club Fénix.
La primera parte de aquella canción dice así: “Una sombra junto al medio tanque, sin un mango en el bolso/ Con el buzo en los hombros bien peinado p’atrás/ Estudiando el ensayo, apurando las brasas, codiciando callado la pintura y el disfraz/ Relojeando a las pibas de una noche de enero, calibrando las copas de los del mostrador/ El futuro murguista garronea un cigarro mientras tanto le aclaran: no salís si sos menor”.
Si bien estuvo al frente de muchas murgas dirigiendo, él siente que fue recién con el espectáculo Murga Madre (2002) junto a Pablo Pinocho Routin que empezó a acercarse al terreno de la canción. “En lo de la canción propia soy como muy fresquito, muy nuevito. Yo había compuesto algo en el ámbito carnavalero para algún repertorio así. Un tema que se llama ‘Bien de al lado’ y después ‘Alquimia’ para Contrafarsa. Ese espectáculo junto a Pinocho me abrió la puerta a componer hacia otros lugares”
Así, entonces, en 2007 editó Rocanrol y en 2012 Ilustrados y valientes. Discos que no sólo rayan en línea recta hacia el carnaval y la murga, sino que van más allá. Lo dicho: la canción. Candombe, candombe–beat, milonga, aires de samba, de son y de tango, funk. “Más allá de la parte armónica y demás, yo toco de una manera muy percutiva. Toco guitarra rítmica y soy un enfermo de ver a la gente que toca rítmica. Eduardo Mateo, Jaime, Galemire. La mano derecha. Yo iba a verlo a Jaime y durante mucho tiempo iba exclusivamente a observar su mano derecha. A los diez, once años. Y después terminé tocando con él. ¡Las manos derechas! Cabrera mismo, una cosa increíble, aunque con otro tipo de toque, ¿no? Drexler también. Yo creo que sí, que encaro las composiciones desde la percusión. No siempre, pero sí, está eso. Es una pata de la mesa. Rítmicamente hay tantas variantes, mezclas y riquezas. Están ahí y uno las puede tomar”.
¿Y al momento de la percusión misma, como acompañas la canción?
–En la murga, por ejemplo, trabajo mucho la rítmica en la parte coral, tengo esa impronta porque me gusta, me apasiona. En cuanto a la percusión siempre he tratado de acompañar la canción, más allá de lo que uno pueda hacer tímbricamente. En la canción es importante la palabra. Y la palabra no puede estar oculta detrás de la percusión, porque eso es un acompañamiento de una cosa para tener en cuenta. No solamente la parte rítmica, está la palabra también.
En aquel primer disco hay dos canciones que se acercan –y mucho– al cancionero folclórico argentino: “ABC” –revisitada por Liliana Herrero en su disco Este tiempo (2011)– y “El diablo en los carnavales”. Aires de milonga y zamba en una, de vidala en otra. Igual de exquisitas ambas. “Yo escuchaba mucha música argentina. ‘ABC’ es una milonga y nació en un estado y en un momento muy particular mío. Te diría en un estado que uno quisiera tener siempre, y que es lo más difícil de lograr, que es el equilibrio. Yo creo que estaba en ese momento. Y salió todo de una, cosa rara porque nunca me salen las canciones así. ‘El diablo en los carnavales’ es una canción de amor, de una vivencia del Carnaval. Pero yo no quería ubicarla dentro de la rítmica de la murga–canción. Y encontré ese lugar y me parece que allí también hay carnaval. Un carnaval que mucha gente no conoce. Me parece que fue un poco por ahí” comenta. Y agrega: “Hace unos años, después de unos toques en Córdoba y comiendo unas empanadas y tomando unos vinos, se acercó una pareja a preguntarme si había estado en el carnaval de Jujuy. Y no, la verdad que nunca había estado. ‘Dale bo, si hiciste esa canción tenés que haber estado´, me decían. Y la verdad que no. Después le pedí a una de las personas que me había llevado a esos toques que me contara más sobre ello. Y en este disco nuevo, le dedico a ella una canción que se va a llamar ‘El carnaval de Dani’, porque ella se llama Daniela. Será como una segunda parte. Me gusta mucho el tratamiento de la música de aquí. De la zamba, de la vidala. Me gusta mucho, mucho, mucho. Hay cosas muy bellas”.
Durante todos estos años, además, participó de la obra teatral y musical Montevideo Amor (en 2010, junto a Routin, María Mendive y Adriana Da Silva), editó en formato DVD Rocanrol a dos orillas y 30 años de música (que incluye su presentación en el Teatro Solís de Montevideo durante 2010), y sigue formando parte del homenaje Mateo x 6. Además, acompaña a Fernando Cabrera en las presentaciones de su nuevo disco, donde recorren canciones de los Eduardos: Darnauchans y Mateo.
Pitufo –o Edú, apodo que le ha quedado con el tiempo– adelanta el nombre de su próximo disco: Músicos ambulantes. Lo está grabando por estos días, explica, y también avisa que el próximo verano volverá a salir en el Carnaval. “Después de diez años, vuelvo a salir, a dirigir. Con Don Timoteo. La última vez fue con Asaltantes con Patente”, explica Lombardo, que se confiesa fanático de Peñarol: “Soy muy futbolero. Jugué mucho tiempo al fútbol y te paso un dato: el Maestro Tabárez fue director técnico mío, en pre sexta de Bella Vista, hace muchos años”.
En la canción “Murga Madre” –compuesta junto a Pinocho Routin– dicen: “es tan grande lo que pasa en carnaval”. Así y todo, ¿cómo explicás eso que pasa?
–Bueno, el carnaval es la fiesta popular más grande de Uruguay y lleva más gente que el fútbol. Mucha más. Es muy grande, muy masivo. Fijate que durante cuarenta días se levantan escenarios en todos los barrios de Montevideo. ¡Cuarenta días de carnaval! Es el carnaval más largo del mundo. Y tenemos el privilegio de cantarle a la gente durante todo ese tiempo recorriendo todos los barrios. El género es maravilloso. Se vibra, se canta. Por otro lado, en el verano, hay olor a carnaval en Montevideo.
Entonces, ¿qué hay detrás del antifaz?
–¡Uh! Hay mucha cosa. Me sacaste la jugada ahí. Atrás del antifaz hay, hay… está el carnaval. Y está el sacrificio, la noche, la bohemia, el trabajo. La picardía. Es un mundo muy amplio. Y están las cosas buenas y las malas, nuestras cosas hermosas y aquellas que están cuando no somos seres tan lindos. El carnaval te da mucha noche y he vivido esos momentos, porque me parece que hay que vivirlos. Pero no sigo en toda esa bohemia. No. Me levanto temprano, me acuesto temprano. Lo llevo súper tranqui. Sé que en el carnaval que viene, durante el tiempo que salga tendré que cambiar mi vida todos esos cuarenta días. Yo ya lo sé.
Edú “Pitufo” Lombardo se presenta el viernes en Café Vinilo, Gorriti 3780. El sábado 17 en Teatro Municipal 1º de Mayo (Santa Fe) y domingo 18 en Fundación Magma (Concordia)
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