RESCATES
Nacieron en Manchester, tocaron en el mítico The Cavern de Liverpool y animaron el paisaje sonoro de los 60 con un pop novedoso, centrado en impecables armonías vocales. Salvo los Beatles, ningún grupo inglés tuvo entonces el éxito que cosecharon los Hollies. Pero la banda de Graham Nash y Allan Clarke todavía espera el reconocimiento crítico del que ya gozan contemporáneos como los Kinks o los Yardbirds.
por Alfredo Rosso
La saga de los Hollies comienza
en Manchester, Inglaterra, con dos compañeros de escuela primaria, Allan
Clarke y Graham Nash. Tendríamos unos ocho años cuando descubrimos
que nuestras voces iban bien juntas, declaró Nash a Radar en Boston,
durante una pausa en una reciente gira de Crosby, Stills, Nash & Young.
Así que nos hacían cantar canciones religiosas en el coro
de la escuela, a dúo. Luego, cuando tendríamos 13 o 14 años,
nos compramos unas guitarras y empezamos a tocar en clubes nocturnos. Éramos
dos adolescentes compartiendo los camarines con las strippers. Allan y
Graham modelaban sus armonías vocales al estilo de los Everly Brothers,
un dúo estadounidense de enorme influencia en los primeros días
del rock. Poco después, al juntarse con miembros del grupo The Deltas,
nacen los Hollies, con Clarke en primera voz, Nash en guitarra rítmica
y segunda voz, Eric Haydock en bajo, Vic Steel en primera guitarra y Don Rathbone
en batería.
Los Hollies causaron una buena impresión al debutar en el club Oasis
de su ciudad natal, en diciembre de 1962, y pronto ocuparon el lugar que habían
dejado vacante los Beatles en el prestigioso local The Cavern, de Liverpool.
Los Beatles recién habían arañado el puesto 20 del ranking
británico con su primer single, Love Me Do, pero el norte
de Inglaterra hervía de música. De Liverpool salieron los Searchers,
de Newcastle los Animals, y muy pronto las grabadoras de Londres enviaron a
sus cazatalentos a contratar todo lo que viniera de las provincias.
Nash: Ron Richards, un hombre de EMI Records y socio de George Martin
-el productor de los Beatles vino a vernos al Cavern y lo que vio le gustó;
pensó que teníamos una energía positiva y buenas canciones,
y nos invitó a viajar a Londres para hacer un disco. A esta altura,
dos ex miembros de The Dolphins entran a la banda: Tony Hicks que ya gozaba
de una merecida fama como guitarrista de guitarristas reemplaza
a Steele, y Bobby Elliott, un virtuoso baterista con conocimientos de rock y
de jazz, ocupa el asiento de Rathbone, poniendo el eslabón final a la
formación clásica de los Hollies. Desde un hotel tradicional de
la ciudad inglesa de Leeds, Elliott recordó para Radar esa época
inicial de los Hollies: Eran días fantásticos porque, a
diferencia de lo que sucede hoy, había un montón de clubes y salones
de baile donde tocar. No cobrabas mucho dinero, pero había mucho trabajo
y adquirías una experiencia enorme.
La época
de oro
Como muchos de sus contemporáneos, los Hollies comenzaron
grabando covers de rhythm and blues de artistas estadounidenses. Dice Elliott:
Las bandas que iban de gira por el norte de Inglaterra tocaban básicamente
el mismo repertorio: Twist and shout, Some other guy,
Poison Ivy, Fortune teller... Los Hollies debutaron
discográficamente en mayo del 63 con (Aint that) just like
me, un tema de los Coasters que obtuvo un modesto puesto 50, mientras
los Beatles conquistaban el primer lugar con From me to you. Otro
cover de los Coasters, Searchin, trepó hasta el puesto
12 en agosto del 63, y en noviembre los llevó al octavo lugar la enérgica
versión que hicieron de Stay, de Maurice Williams & the
Zodiacs (el mismo que hiciera años más tarde Jackson Browne).
Pero el gran espaldarazo fue Just One Look, un hit de la cantante
estadounidense Doris Troy que en la versión Hollies arañó
la cima del ranking en febrero del 64 y se detuvo en el segundo puesto. Siempre
grabábamos en los estudios Abbey Road de la EMI, recuerda Elliott.
Hoy día el lugar parece un hotel de cinco estrellas, pero en esa
época era más austero. Los pisos eran de linóleo, sin alfombras.
Y me acuerdo que los ingenieros de sonido llevaban delantales blancos, como
los médicos. ¡Y elpapel higiénico del estudio era horriblemente
áspero! En los primeros tiempos grabábamos en cinta de un cuarto
de pulgada; no podíamos hacer sobregrabaciones. Y todo en monoaural,
por supuesto. Recién en Just one look logramos doblar las
voces, pero hasta entonces grabábamos todo en vivo en el estudio. Eso
se nota en la atmósfera que tienen todos esos primeros discos.
Radar entrevistó al guitarrista Tony Hicks allí mismo, en los
estudios Abbey Road, donde su hijo Paul trabaja como ingeniero de sonido. Como
no podías sobregrabar las partes, había que tener bien en claro
lo que ibas a tocar, dice Hicks. Ese solo que al tocarlo te había
parecido fantástico, en la cinta solía quedar como un gran barullo.
Por eso, una de las primeras cosas que aprendí en el estudio fue a ser
más breve y conciso.
El primer álbum, Stay With the Hollies (enero 1964), traía standards
de la época como Talkin bout you y Memphis,
de Chuck Berry, y You better move on, de Arthur Alexander; pero
ya el segundo larga duración, In The Hollies Style (noviembre 1964),
mostraba la creciente confianza de los Hollies en sus propias fuerzas compositivas,
ya que junto a los cinco covers (entre los que figuraba Too much monkey
business, otra vez de Berry) había siete temas de puño y
letra de Clarke, Hicks y Nash, que firmaban con el seudónimo colectivo
de L. Ransford. Elliott: Ése era el nombre del abuelo de Graham
Nash. Por esos días, vaya uno a saber por qué, nuestro manager
nos dijo: Miren, no hay lugar para poner ClarkeHicks-Nash en la
etiqueta del disco. Y así nació el seudónimo colectivo
de L. Ransford.
Pero los covers y los temas propios tenían en común el típico
tratamiento Hollies, dominado por exquisitas armonías vocales. Clarke,
la voz de mayor caudal, preponderaba en los temas dinámicos, mientras
que el registro intimista de Graham Nash se destacaba en las baladas. Elliott:
Es bien sabido que la forma de cantar de Allan y Graham tuvo una gran
influencia de los Everly Brothers. Ahora bien: Tony se dio cuenta de que las
voces podían ser aún mejores si se agregaba un registro más
grave, de modo que quedaran tres tonos: alto, medio y bajo. Nash, Clarke y Hicks,
respectivamente. Y eso funcionó muy bien, le dio mayor rango, mayor amplitud
a las armonías.
El período 19641966 marcó el pico de éxito de los
Hollies en Inglaterra. En ese lapso tuvieron un disco número uno con
el tema Im alive, alcanzaron cuatro segundos puestos con Just
one look, I cant let go, Bus stop y Stop
stop stop y metieron otros cuatro temas en el Top 10 inglés, Here
I go again, Were through, Yes I will y Look
through any window. Fueron años de giras constantes: los Hollies
pasearon su música por los escenarios de Gran Bretaña, Estados
Unidos, Europa y Australia. En medio de esta frenética actividad, el
bajista Heydock se ausentó sin aviso demasiadas veces, hasta que finalmente
fue reemplazado por otro ex Dolphins, Bernie Calvert.
En el Reino Unido, la banda hizo varios package tours, como se llamaba a la
costumbre de ir de gira con varios grupos en el mismo espectáculo. En
el mismo programa estábamos nosotros, los Rolling Stones, un grupo llamado
The Checkmates, The Mojos y otras bandas menos conocidas. Otras veces salimos
con los Beatles, con el Dave Clark Five, con los Kinks, con Marianne Faithfull...
Todos los grupos viajaban en el mismo ómnibus. Era divertido. Recuerdo
que se tocaba con muy poco equipamiento: apenas una batería y dos amplificadores.
La amplificación de sala era algo secundario porque, total, las chicas
y los muchachos se la pasaban gritando todo el tiempo. Uno aprendía a
afinar la batería para que sonara lo más fuerte posible. Como
no estaba amplificada, había que hacer lo posible para te pudieran escuchar
en el fondo de la sala. ¡Y había que darles duro a los parches!Hicks:
El siguiente paso, lógicamente, era conquistar los Estados Unidos.
Fuimos de gira como teloneros de los Hermans Hermits (que habían
tenido varios hits allí) en un avión charter, todo un lujo para
la época. Y la verdad es que nos robábamos el show todas las noches,
porque éramos mucho mejores que los Hermans. Ése fue el
comienzo de nuestro éxito en Estados Unidos.
Los Hollies psicodélicos
A pesar de su
indudable éxito popular, los Hollies nunca fueron mimados por la prensa
especializada. Una posible explicación tiene que ver con la imagen del
grupo. Los Beatles eran ídolos populares más allá de generaciones
y clases sociales; los Rolling Stones fueron los rebeldes contra el sistema;
los Who eran los niños terribles que amaban los mods. Los Hollies, por
el contrario, no tenían una plataforma políticosocial ni
una imagen visual poderosa con la que complementar su música. Nash es
filosófico al respecto: ¿Qué podés hacer?
No podés llevarle el apunte a ese tipo de cosas. Tenés que dar
lo mejor de vos y esperar que las cosas salgan bien. Creo que las cifras de
venta de los discos, la presencia constante de público en los recitales
y el respeto que los Hollies han recibido a través de los años
es suficiente recompensa.
Sería un gran error, además, descartar a los Hollies como una
simple banda pop sin mayores ambiciones. A mediados de los 60, cuando la industria
todavía estaba centrada en el disco simple, los Hollies experimentaron
una sostenida evolución que comenzó con su tercer álbum,
Hollies (septiembre 1965), continuó con Would You Believe? (junio 1966)
y alcanzó un pico de excelencia en los tres larga duración siguientes.
For Certain Because (octubre 1966) muestra un progreso evidente. La temática
de las letras, por ejemplo, es mucho más amplia, como lo demuestra el
reclamo que hace el protagonista de Whats wrong with the way I live
ante las convenciones de una sociedad represora. O el guerrero de Crusader,
que lamenta los cambios que descubre al volver a su hogar después de
años de estar lejos, peleando en una guerra religiosa. El retrato de
situaciones románticas encara las brechas sociales en High class
y hasta se atreve a hablar de celibato en plena época de revolución
sexual en Peculiar situation. Hay también una mayor amplitud
estilística, como lo demuestran los tonos de samba del tema de Nash Tell
me to my face y esa rumba psicodélica con banjo, Stop stop
stop, que le dio al grupo de Manchester otro hit gigante.
Graham Nash: No tengo la menor idea del origen de esas influencias latinas,
como el samba en Tell me to my face o en Were through.
Pensá que sólo éramos cinco chicos del norte de Inglaterra.
Pero en esos días de mediados de los 60, si eras un grupo exitoso podías
hacer lo que se te ocurriera. En algunos casos, cuanto más experimental,
mejor.
Los Hollies de Evolution (junio 1967) manejan con fluidez una multitud de lenguajes
musicales. Hay baladas con cadencias orientales como Stop right there;
odas de folk psicodélico y naïf como Ye olde toffee shoppe
y relatos de encuentros amorosos furtivos (When your light turned on)
o frustrados (Rain on the window). Los simples exitosos nos
dieron una posición respetable, y por eso EMI nos concedió más
tiempo para grabar, afirma Bobby Elliott. Así que nos soltamos
un poco más. En For Certain Because y Evolution podés escuchar
campanas tubulares, clavicordios, celeste y ese tipo de cosas. Todos esos instrumentos
andaban dando vueltas por el estudio de Abbey Road; por fin teníamos
la oportunidad de investigarlos.
El punto culminante de esta era de cambios fue Butterfly, de octubre de 1967.
Este álbum demostró toda la diversidad que podía ofrecer
el pop de los Hollies, con un uso inteligente del estudio de grabación
y un quinteto de músicos enchufados en su labor. Nash y Clarke
se turnan con lasestrofas de Dear Eloise, la historia de un terceto
amoroso y sus vericuetos. Maker es el ejemplo máximo de la
fase psicodélica del quinteto, con sonidos de sitar y una letra que describe
sensaciones típicas de un viaje de LSD. Con sus playas tropicales, caballos
mitológicos y mariposas que evocan imágenes oníricas, Butterfly
fue un experimento tan exquisito como criminalmente incomprendido en el mismo
año de Sargeant Peppers y Good Vibrations.
Londres era entonces algo increíble, rememora Nash. Carnaby
Street, mucho porro, flowerpower; los jóvenes te sonreían
en la calle, la gente era amigable. El Verano del Amor [de 1967] fue realmente
increíble. Y yo lo experimenté desde los dos extremos, el inglés
y el norteamericano.
Cambio de rumbo
A fines de 1968, Graham Nash deja a los Hollies para iniciar en Estados Unidos
otra sociedad musical con David Crosby y Stephen Stills. En aquel momento se
dijo que su partida obedeció a un desacuerdo con la idea de grabar un
álbum de homenaje a Bob Dylan (Hollies Sing Dylan, mayo 1969), pero la
decisión de Graham ya llevaba algún tiempo gestándose.
Ya sabía lo que era cantar junto a David y Stephen; tenía
claro lo que debía hacer, dice Nash. Dejé a los Hollies
el 8 de diciembre de 1968, y el 10 de diciembre estaba en Los Angeles con Crosby
y Stills.
Elliott: Fue una etapa triste para la banda y un golpe fuerte para Allan,
porque con Graham se conocían desde la primaria. Pero lo veíamos
venir. Sabíamos que Graham estaba desilusionado con su vida en Inglaterra.
Recién se había separado de Rose, su primera esposa, y estaba
un poco harto de todo. [Irse a tocar con Crosby y Stills] le abrió un
nuevo horizonte. Te digo más: estábamos de gira por Suecia con
los Hollies y en el hotel de Estocolmo Graham me hizo escuchar los primeros
demos de CSN. Los Hollies acusan el impacto de la deserción, pero
lo asimilan rápidamente incorporando al cantante Terry Sylvester, con
el que graban el álbum Hollies Sing Hollies y dos nuevos hits: Sorry
Suzanne y el enorme He aint heavy, hes my brother
(con el piano de Elton John, entonces sesionista), que aún hoy, treinta
y dos años después, sigue siendo un clásico de las FM.
El cambio de década también alteró el panorama musical.
Después de Woodstock, el rock se volvió big business; el peso
de la industria discográfica pasó a descargarse en el disco de
larga duración. La era del pop cedió ante el avance del rock progresivo,
los sonidos sinfónicos y el heavy metal. Luego llegaría el punk
y la new wave. Los Hollies, aunque ajenos a esos cambios, no fueron inmunes
a sus consecuencias. El grupo tendría un sonido más moderno y
punzante en los 70, sin por eso perder la identidad de sus melodías ni
la marca de fábrica de sus excepcionales armonías vocales. Así,
los Hollies graban un puñado de buenos álbumes como Confessions
of the Mind, Distant Light, Romany y Another Night, y vuelven a tener un par
de hits masivos como Long cool woman (in a black dress), en 1972,
y The air that I breathe, en 1974. En el camino hubo nuevas sorpresas
como la fugaz reunión con Graham Nash a principios de los 80, que dio
como resultado What Goes Around (julio 1983), el último álbum
de estudio grabado por los Hollies hasta el presente. Pero aunque las grabaciones
hayan parado, los Hollies siguieron en la brecha a lo largo de todos estos años,
actuando por todo el mundo, agregando nuevos integrantes y también incorporando
a su sonido los adelantos técnicos propios del nuevo milenio, sin modificar
la esencia de su música. Allan Clarke se retiró en el 2000 por
motivos familiares; su lugar fue ocupado por el ex cantante de The Move, Carl
Wayne. Los Hollies, convertidos hoy en sexteto, tienen una nueva gira británica
en el horizonte y actuaciones contratadas hasta mediados de 2003.A modo de tributo
largamente merecido, en los últimos años el sello EMI ha repuesto
lo más granado de la discografía de la banda en ediciones remasterizadas,
con el arte original de las tapas y versiones estéreo y mono de los temas
que integraron sus primeros siete álbumes. EMI editó, además,
tres CDs con hits, lados B y rarezas del período 1963-1989. Llevó
tiempo, pero se hizo justicia.
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