ORQUESTAS > LA TíPICA FERNáNDEZ FIERRO: ENTRE EL PIERCING, EL CLUB Y EL PIQUETE TANGUERO
Son once músicos y un cantor, todos fanáticos de Osvaldo Pugliese. Mezcla de orquesta típica de los años ‘50 y cooperativa autogestionaria, tienen documental propio, ya grabaron dos discos de estudio y ahora encaran un tercero (probablemente llamado Tetas), más uno en vivo con el material de un concierto en Suiza. Y esperan para mayo la reinauguración del Club Atlético Fernández Fierro, el taller mecánico en el Abasto donde volverán a ofrecer las clases de tango, milongas, shows y fiestas varias.
› Por Cecilia Sosa
Parece una típica orquesta de tango al estilo de los ‘50: una fila de cuerdas (tres violines, violonchelo y viola), cuatro fueyes y la base obligada de piano y contrabajo. Sólo que lo típico, en manos de la Orquesta Típica Fernández Fierro, dista bastante del modelo Pugliese, Di Sarli o Troilo. En formato cooperativo, estos once músicos y un cantor viran al fútbol, el club, la fábrica y el rock, y llegan muy lejos. Y no sólo a fuerza de piercings, dreadlocks, remeras combativas, anteojos oscuros, aires stones o melancólicos. Como dioses desterrados de algún extraño Olimpo, suben al escenario, callan el caos e hipnotizan a todos. Tocan tangos clásicos con arreglos a medida o composiciones propias. Y siempre suenan potentes, violentos, estremecedores.
Por estos días, la OTFF sufrió un revés importante: dos bandoneonistas y el pianista (y director) partieron buscando vuelo propio. Pero mientras sus huestes ardientes casi se desangraban de espanto en los foros de la web (www.fernandezfierro.com), la orquesta cerró filas con la sólida espectacularidad que despliega en sus shows. En la línea de fueyes hubo ascenso repentino para Pablo Gignoli y Martín Sued, que venían de las “inferiores”. Y el reemplazo del piano vino desde las grandes ligas: Santiago Botirolli, violonchelista de los primeros años de OTFF, voló raudo desde Génova –donde perfeccionaba su pase de instrumento– sólo para sumarse al equipo. Así renovados, este jueves –después de la marcha a Plaza de Mayo– se plantarán en la Confitería Ideal y demostrarán, nietzscheanos, que lo que no los mata los fortalece.
Una entrevista con la orquesta es una empresa casi imposible: la sabotean complicidades múltiples, gritos, peloteos (literales), chistes cruzados (algunos bastante buenos)... Y nunca, nunca una respuesta lineal. Estos chicos encantadores saben cómo alimentar mitos, y de paso dejan sacar algo en limpio. A saber.
Que la dirección –ahora ocupada por el pelilargo contrabajista Yuri Venturín– es sólo un “criterio” en medio de tanta horizontalidad.
Que las tareas se dividen en ministerios (Economía, Relaciones Exteriores, Planificación, más la división “creativa”), pero que todos arreglan y componen.
Que son una orquesta pionera, viven de eso y tienen entre 21 y 32 años.
Que la cooperativa reúne lo mejor de los clubes, de las fábricas, del tango y de Deep Purple.
Que de los 20 mil discos que editaron de manera independiente casi no les queda ninguno. Y que tal vez los hayan vendido.
Que ya está listo Vivo en Europa, el primer disco en vivo, salido de una cinta que apareció misteriosamente tras un concierto en Suiza donde el imparable cantor Walter “Chino” Laborde habla en lenguas raras.
Que luego de Envasado en origen (2002) y Destrucción masiva (2003), en septiembre llegará el tercer disco de estudio, que tal vez se llame Tetas. Que además de rescatar tangos olvidados (“Adiós Bardi” de Pugliese; “Canción desesperada” de Discépolo; “Del bajo fondo” de Tarantino) incluirá alguna zamba y temas propios. Y que por primera vez se animarán a poner letras.
Que en mayo tocarán otra vez en Medellín (Colombia), donde ya juegan de locales. Que en septiembre irán a México, donde nadie los conoce. Y que si no tocan en París aparecerán por lo menos en algún ciclo de la Alianza Francesa.
Que salvo el caso de Norma –la muñeca “ignífuga” encargada de la seguridad– no hay ni habrá mujeres en el grupo.
Que los doce tributan a Pugliese. Que hay algún experto en Bach y mucho metalero y ramonero, pero que a ninguno (al menos de los que quedan) le gustó nunca Roxette.
Que uno de los foros más concurridos de su página es el que debate el estado civil de los Fierro.
Que todos están que trinan esperando para mayo la reapertura del CAFF (Club Atlético Fernández Fierro), taller mecánico reciclado en el Abasto en donde durante seis meses hubo clases de tango, milongas, shows y fiestas varias, y que el síndrome “post-Cromañón” obligó a cerrar.
Que la inmensa bola de vidrio del lugar fue donada por John Travolta.
Que será un verdadero club social, cultural y deportivo con torneos de dardos y ajedrez, y que se abrirá una lista de socios con notables beneficios.
Que ya tienen su propia película: Orquesta típica, casi un documental, obra del groupie Nicolás Entel que se coló en el avión con tres cámaras y los persiguió durante toda la gira europea.
Que si no es este domingo, el otro, seguro, volverán a Defensa al 900, donde desde hace tres años deslumbran con “piquetes tangueros” de cuatro horas (con recreos). Y que, como siempre, Norma pasará la gorra.
Que el que descubra al falso Fierro infiltrado en la foto que ilustra la nota podrá reclamar su nombramiento como socio vitalicio del CAFF.
La Orquesta Típica Fernández Fierro se presenta este jueves 24 a la medianoche en la Confitería Ideal, Suipacha 384.
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