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Sábado, 13 de julio de 2002

Carne de exportación

Simulacros. Mezcla de instalación conceptual y sofisticada farsa publicitaria, A.S. (Argentinos Seleccionados) usa los trucos y la retórica del marketing corporativo para reflexionar sobre una de las fantasías argentinas más recurrentes de estos tiempos: exiliarse. Una cápsula high tech, una cartera de sólidos “contactos internacionales” y todo el savoir faire de la Argentina exportadora son las armas que Fabián Trigo y su equipo de falsos publicistas ponen a disposición de los compatriotas que sueñan con tomarse las de Villadiego. Y hay muchos que caen.

 Por Santiago Rial Ungaro

¿Quién quiere irse de la Argentina? O mejor dicho: ¿a quién no se le pasó por la cabeza la idea de irse? Ya no se trata de la disyuntiva “me quedo o me voy” que tantos enfrentaron durante los ‘90, época de grandes ilusiones primermundistas. Ahora el deseo de emigrar es una certeza, y los matices pasan únicamente por el cómo o el cuándo. Para el argentino, hoy por hoy, la idea es escaparse, como sea y adonde sea. Incluso en una cápsula. En este contexto, la arenga-slogan del proyecto A.S (Argentinos Seleccionados) es simple y efectista: ¡Andate! Y sintoniza con el multitudinario sueño argentino de encapsularse y aparecer mágicamente en otro lugar del planeta. Lejos, lo más lejos posible de casa. Como corporación virtual, Argentinos Seleccionados (A.S) ofrece un servicio y una ilusión: “Argentinos Seleccionados implementa de manera integral tu estrategia de exportación (traslados, ciudadanía, inserción laboral, etc.) para que inicies el camino de ida, porque tu futuro es nuestro más eficaz servicio. Andate ya mismo y convertite en un AS”.
Así arengan los dos mil folletos que repartió en la vía pública la gente de AS, apoyada en una “amplísima red de contactos globales” que abarca “más de 20 países en los 5 continentes” y en “tecnologías de vanguardia que nos permiten brindar un producto de excelencia”. Ilustrando el texto hay una imagen: una cápsula numerada que sirve para trasladar a cada uno de los “argentinos seleccionados”, “100 por ciento argentinos”. Como proyecto artístico real, Argentinos Seleccionados hace algo más importante pero mucho más desagradable: mostrar el delirio colectivo de una sociedad anestesiada, dispuesta a comprar cualquier solución mágica que le ofrezca cualquier empresa. Ideólogo del proyecto, Fabián Trigo está a cargo de la dirección de arte y el diseño de esta empresa virtual, y cuenta con un equipo de trabajo que reproduce los teams normalmente comprometidos por cualquier campaña corporativa importante.
El origen del proyecto es la angustia, o más bien la necesidad de conjurarla de alguna manera. Dice Trigo: “Yo andaba caminando por la calle, bastante angustiado por esto de los argentinos que se van, y vi en una verdulería unos melones con un cartelito que decía ‘melones seleccionados’. Y ahí me dije: ‘Argentinos Seleccionados’. Enseguida surgió la idea de hacer una empresa para exportar argentinos, argentinos seleccionados. La idea era responder con arte: en vez de ir a romper los bancos, responder con obra. Creamos una empresa y le asignamos un sitio web, hicimos la folletería y todos los elementos que hacen a una campaña. Somos un cuerpo de dos docenas de personas, profesionales y artistas; hay un directorio, cuyos integrantes discutimos todas las directivas de la empresa; y en la realidad el director de Recursos Humanos es licenciado en Recursos Humanos, el director de tecnología es un ingeniero, la directora de marketing es licenciada en marketing...”
Adoptando un discurso empresarial cuyas premisas son palabras-conceptos como “Excelencia” y “Calidad Total”, el proyecto A.S inundó Buenos Aires con todo tipo de mensajes y soportes publicitarios. Escrita en inglés en el catálogo, la simple enumeración de todo el despliegue impresiona: Concept Brand, Corporate Identity, Papelería Institucional Básica, Slogan, Diseño Gráfico, Campaña Publicitaria, Comunicación On Line, 1000 posters, 2000 stickers, 1000 invitaciones, 2500 postales, 2000 folletos, 2000 brochures de AS, Merchandising, Web Site, Packaging, Gráficos 3D, Maqueta Cápsula a Escala, Reproducción Cápsula 1:1, Videos corporativos, Video de acciones promocionales, Video making off, Diseño de indumentaria, Acciones promocionales (en Florida y Lavalle, Retiro, Plaza Francia y Aeropuerto de Ezeiza) e Instalación. También impresiona la inversión. Y el impacto aumenta cuando nos damos cuenta de que, aun sabiendo que A.S no es una empresa con fines de lucro, tiene una entidad, una existencia espectral.
A.S es la materialización del discurso empresarial: detrás de todo ese despliegue mediático promocional no hay nada, ni un producto ni un servicio. Y si en una empresa hay, detrás del sinsentido discursivo ycomunicacional, una relación con el mercado en busca del beneficio económico, esta instalación artística –que ni siquiera tiene una salida al mercado del arte– desnuda totalmente ese vacío de sentido. Desvanecidas las ilusiones de pertenecer al Primer Mundo, totalmente desencantados por los efectos de la globalización, los argentinos se encuentran en un abismo que la instalación pone en escena con una cruel naturalidad. “Esto es como una obra de teatro: cada uno cumple su papel, y en algún momento los actores saludan al público.” Pero lo cierto es que público y actores se confunden y funden en el mismo drama: el exilio. Ya sea consumado como una herida o latente como una amenaza. Dice Juan Marin: “Hay un exilio interno, que afecta a los que están en el país pero parecen no estar por lo mal que están, y un exilio externo, que todos te quieren hacer creer que es la única solución posible”.
Compendio de paradojas, la instalación juega a mimetizarse al mismo tiempo con el diseño, el arte, el marketing y la publicidad. Trigo: “Yo tengo una empresa de imagen y diseño. Nosotros, como especialistas en imagen, usamos para atacar a las corporaciones el mismo lenguaje corporativo que usamos para trabajar con las empresas. Lo que decimos es lo mismo que dicen Edesur o Telecom: la eficiencia, la excelencia, el éxito. La Calidad Total”. Y la gente, encandilada por los simulacros de la Calidad Total, cae en la trampa con absoluta ingenuidad. La verdadera paradoja es que, como ejecutando un acto reflejo pavloviano, compran lo que A.S no vende: un servicio tan atractivo como apócrifo. Desde que está on line, el sitio web de A.S recibió a más de 200 mil visitantes que buscaban en www.asproyect.com.ar la información necesaria para poder encapsularse. Claro que hubo excepciones. Una chica manifestó el deseo de convertirse en una A.S, pero puso una condición: como no quería viajar en cápsula, estaba dispuesta a pagarse su propio pasaje aéreo para el lugar que le asignaran. Dice Juan Marin, creativo de A.S: “A nosotros nos sorprende bastante ver hasta qué punto la gente se convierte en parte de la obra. Ya hubo 300 inscripciones, la urna de la instalación está llena de sobres... Todo el tiempo se acerca gente, incluso han venido a preguntarnos cuándo se va a hacer ‘el concurso’... ¡cuando jamás se habló de ningún concurso! Es una situación curiosa, porque cuando alguien nos manda un currículum y le respondemos, a veces se pone mal. Pero cuando la gente se lo cree, a mí me dan ganas de preguntarles si son pelotudos o se hacen. Porque si un arquitecto se cree que puede viajar en una cápsula, ¿por qué Jacobo Winograd no podría ser el nuevo presidente argentino?”
Curada por el fotógrafo Gabriel Valansi, la estética de la instalación es eminentemente publicitaria, lo que tal vez explique el efecto de persuasión que tiene sobre la gente. En rigor, los interrogantes éticos sobre los límites del simulacro formaron parte del proyecto A.S desde un principio. Dice Trigo: “Tuvimos muchas discusiones, y al final decidimos que lo mejor era blanquear la situación de entrada. Esto no es una cámara oculta ni es Tinelli. Lo único que hicimos fue crear una empresa apócrifa, inexistente, que rescata lo más siniestro de las empresas corporativas, con un discurso absolutamente despojado de subjetividad. No se trata para nada de burlarse de la gente que realmente se quiere ir del país”. Las conclusiones son evidentes: “Es muy fácil engañar. La gente compra cualquier cosa con tal de que esté bien impresa, tenga una marca y un logo. Con eso basta”. Para Fabián Trigo, A.S. deja incluso un par de mensajes: “Lo que estamos diciendo es: ‘Hey, muchachos, lean con atención, no compren cualquier cosa’. Y el otro mensaje es evidente: yo me quiero quedar. No quiero irme. También ahí la empresa es paradójica: dice ‘Andate’ cuando la idea, en realidad, es `Quedate’. Pero para mí lo más interesante de la experiencia es que genera un montón de preguntas. La otra vez, charlando al aire con Lalo Mir, terminamos coincidiendo en que, a pesar de las manifestaciones y los cacerolazos, el pueblo argentino está anestesiado”. ¿Puede el impacto conceptual de Argentinos Seleccionados cortar con ese estado de inercia? La respuesta dependerá de cada uno. Para Fabián Trigo, por lo pronto, el proceso ha sido positivo: “Yo siempre pienso que se pueden quedar con nuestra plata, pero no se van quedar con nuestras ideas, ni con nuestros encuentros con los amigos. Para mí, y estoy seguro de que para muchos otros argentinos, hay miles de sueños que no se podrían realizar en ningún otro lado que acá. Hicimos esto porque nos gusta Argentina y nos queremos quedar acá. Para mí, esto fue como un exorcismo”.

A.S. en Filo Espacio de Arte (San Martín 975), de lunes a sábado, de 12 a 20, hasta el 21 de julio.

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