DIFERENDOS > MARTHA PELUFFO
El domingo pasado (28/10/07), Radar publicó una nota de María Moreno sobre la vida y la obra de Martha Peluffo, a propósito de una biografía y una retrospectiva de la artista plástica. El fotógrafo Oscar Balducci, uno de los entrevistados, difiere acerca de cómo fueron volcadas sus palabras en el texto. Aquí se reproduce el email donde Balducci manifiesta su punto de vista y una respuesta de María Moreno.
› Por Oscar Balducci
A propósito de la nota de Doña María Moreno sobre Martha Peluffo (Radar, 28 de octubre), quiero decir que contiene aciertos y, sobre todo, un buen final, con Daniel (Mom) el histórico barman del Barbaro con los ojos llenos de lágrimas el día de la inauguración. Pero también estoy obligado a denunciar ciertas paspaduras, a saber:
Primera:
Escribe María Moreno: “Oscar Balducci dice que el General Peluffo le prohibía a Evita la entrada a la garçonnière castrense compartida (con Perón)”. No dije eso: el encontronazo entre Peluffo y Perón con Eva Duarte en el medio no se produjo en ninguna garçonnière. Le dije a MM que leyera un texto escrito por Julio Llinás al respecto, publicado hace poco, pero parece que no me hizo caso.
Segunda:
Escribe M. Moreno: (O. Balducci dijo): “Miraba un cuadro del Gallego (Deira) y decía: A esto lo sacó de Bacon”. Nunca pude haber dicho que Martha dijera eso. Todos saben que si había entonces algún pintor marcado por Bacon no era justamente Deira. Y todos saben, y yo lo sé, que Martha no pudo decir tal cosa con respecto a Deira. Sí hablé del Gallego en su amistad con Martha. Deira la ayudó abnegadamente hasta el final.
Tercera:
Escribe María Moreno; “A Oscar Balducci le gusta recordarla como el mejor culo que visitó Lacroze. Pero” (el subrayado es mío) “después evoca el dolor de los últimos días ...”. Acá se equivocó de persona, M. Moreno. Yo soy un hombre, nunca pongo el culo por encima de la cabeza. A Martha la quise, la quiero, como amiga, por su talento y su talante y, claro, yo admiraba, como todos, la parte de su cuerpo donde la espalda se asocia con la luna (Brassens) pero no empezaría jamás su retrato con una frase como la que MM encaja en mi dintel. Martha era un ser delicado; su personalidad, su pintura, eran delicadas, daban ganas de apoyar sobre ella un pensamiento, sobre cualquier parte de su cuerpo. Pero también su pintura era luchada, rebelde, se encontraba a sí misma, por fin, como el ojo ante el espejo, para negar toda otra visión. Era una pintura difícil de ver, toda ella era difícil de ver aunque fácil de mirar. Ahora sí, a tanto tiempo, cierro los ojos y me parece verla, toda sucia de pintura. Yo le decía ¿qué hacés? y muchas veces me contestaba: luchando. Seguro que esto tiene algo en común con los recuerdos de Smoje, de Noé, de Cutaia, de tantos que la querían, incluidos naturalmente Julio y Daniel Mom y no creo que ninguno empiece a recordarla por su trasero. A menos que a mí inconscientemente me ocurra eso y la prosa de M. Moreno me lo haya revelado. En ese caso, muchas gracias: en todos los lugares de trabajo de Martha Peluffo había un cartel que decía: “La excepción hace la regla” (Bracque).
No voy a detenerme en las figuras literarias de Oscar Balducci como la de “paspaduras” ni en el “Doña” que me remite a un lugar doméstico. No he escrito que Oscar Balducci empezaba a hablar de Martha Peluffo haciendo el elogio de su culo. La prueba está que, en la nota aludida, lo cito varios párrafos antes. Lo de garçonnière castrense es una metáfora propia que no atribuí a Oscar Balducci, si no la hubiera puesto entre comillas. Leí el libro que él me recomendaba —a pesar de que es evidente que Balducci no lee bien, ni se hace cargo de sus palabras—, pero preferí su colorida manera de contar. Ya antes de la frase que discute yo había antepuesto una cita del libro de Victoria Verlichak donde aclaraba que el general Peluffo y Perón habían compartido un cuarto en la Escuela de Guerra. Respecto a que “todos saben” que él no pudo haber dicho lo que Martha Peluffo tampoco pudo haber dicho me recuerda al general Mansilla cuando pretendía probar que algo era cierto porque uno de sus amigos lo creía.
Cuando me avisaron que existía este email de Oscar Balducci pensé que sería de agradecimiento por haber omitido ciertos testimonios suyos sobre Martha Peluffo muy contrarios a la fina poética que despliega en esta queja.
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