Dom 28.12.2008
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FOTOGRAFíA > EL LIBRO DEL CONCURSO ARTE CONTRA LA DISCRIMINACIóN

No tan distintos

Nadie está a salvo de discriminar ni de ser discriminado. Eso parecen decir estas fotos, recopiladas en el libro La mirada diversa editado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) en conjunto con Fundación La Linterna, que da a conocer las obras de un concurso nacional de fotografías propuesto en el marco del ciclo Arte contra la Discriminación. Las fotografías, seleccionadas por un jurado integrado por Raúl Zaffaroni, María José Lubertino, Andy Cherniavsky, Gabriela Kogan y Tony Valdez, expresan dos miradas: una celebra la diversidad, la otra señala lúcidamente la discriminación, incluso allí donde aparece acechante, tan bien camuflada.

› Por Juan Pablo Bertazza

“Alegría” de Maximiliano Udenio (C.A.B.A.)

Una de las principales características y logros de estos últimos años fue el creciente reconocimiento a diversidades que no sólo cambiaron un tanto el panorama político y social, sino también el arte. Sin embargo, la discriminación es un fantasma no del todo superado y del que, al menos por ahora, nadie está exento (ni como discriminado ni como discriminador) principalmente porque se va enroscando cada vez más en la cotidianidad.

“Beso vello” de Gustavo Andrés Nasso (C.A.B.A.)

La mirada diversa es el libro del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) en conjunto con Fundación La Linterna, que da a conocer las obras seleccionadas de un concurso nacional de fotografías propuesto en el marco del ciclo Arte contra la Discriminación y pone de manifiesto, justamente, que las diversas formas de discriminación –“de adultos/as mayores; afrodescendientes; personas con discapacidad; diversidad sexual; diversidad religiosa; género; juventudes, migrantes y refugiadas/os; niñas y niños; pueblos originarios; salud y pobreza”, como enumera María José Lubertino, presidenta del Instituto– permanecen latentes en los recovecos de la vida diaria, como cartas robadas que, pese a estar al alcance de la vista, no siempre se ven.

“Monumento nacional a la impotencia” de Sebastián Ariel Rositto (Provincia de Santa Fe)

Por eso es tan valioso el aporte de estos ojos lúcidos y sensibles que, a partir de la fotografía, detectan, como es el caso por ejemplo de Ariel A. Bianchi, la ostentación de un anuncio Nonstop Buenos Aires-Miami en medio de una villa, o de Sebastián Miguel, quien pudo observar con su obra “En la llaga” la ofensa que esconde la publicidad aparentemente redentora de la agencia Vera&partners para Burger King bajo el lema “Lo que conocías te sigue sorprendiendo”, que combina un texto en negrita, “Le decían tabla de planchar a los quince”, y la foto desbordante de una pulposa morocha, y que en algunos fotologs dejó sentir su influencia a partir de variantes como: “En el colegio le decían Pequeño Cerdito”.

“0810 BSAS-Miami” de Ariel A. Bianchi” (C.A.B.A.)

“Las fotografías, como el arte en general, reflejan siempre una realidad, captan con mayor sensibilidad las situaciones de una manera testimonial, generan en quien las mira sentimientos contradictorios, complejos, y traducen en quien las contempla una necesidad de compromiso y entendimiento social”, explica en su prólogo el juez Raúl Zaffaroni, quien junto a María José Lubertino, Andy Cherniavsky, Gabriela Kogan y Tony Valdez, conformaron el jurado del concurso.

“Flor de Primavera” de Adriana Lorena Vera (Provincia de Buenos Aires)

Y estas 50 fotografías podrían clasificarse de acuerdo a un eje que va de lo negativo a lo positivo. Por un lado, están las fotos que exponen graves falencias en lo que hace al comportamiento hacia los otros: por ejemplo, “Monumento nacional a la impotencia” de Sebastián Ariel Rositto, que muestra la inhospitalidad de la ciudad de Buenos Aires hacia los discapacitados; la foto sin título de Mariela Paula Amadio de un hombre de la calle asediado por un perro y una paloma; o “¿Nunca más?” de María Carolina García, sobre una marcha por la aparición de Julio López.

“En la llaga” de Sebastián Miguel (C.A.B.A.)

Otras fotos, en cambio, se encargan de mostrar, sencillamente, la integridad humana en todo su esplendor, es decir, la contracara de la discriminación: “Sin fecha de vencimiento” de Laura Verónica Fernandez, sobre un grupo de mujeres mayores; “Flor de primavera” de Adriana Lorena Vera, que celebra de una sola vez la juventud y la diversidad sexual, e incluso la ganadora del concurso, “Alegría” de Maximiliano Udenio.

“Sin título” de Mariela Paula Amadio (Provincia de Buenos Aires)

“A mí lo que me impacta es esa expresión de alegría porque es lo único que se ve, madre e hija disfrutan de algo tan cotidiano como cruzar una calle, y lo convierten en un momento especial, son momentos que pasan todos los días pero a veces no te das cuenta. La saqué, mientras manejaba, en un semáforo en rojo. Justo estaba primero, paré y vi a la madre y la nena que estaban por cruzar, sólo pude sacar una foto porque encima estaba con película, no con digital”, explica el ganador del concurso, un ingeniero industrial de 26 años que está estudiando en Holanda y se sacó el pan dulce navideño de la boca para poder hablar con Radar.

Otro que habló fue el fotógrafo, periodista y miembro del jurado Tony Valdez, quien contó algunas intimidades de la elección: “Me convocaron como miembro de jurado pero en una calidad te diría casi de extra, porque como los votos estaban igualados, lo que me enviaron fue el material preseleccionado para desempatar; aunque es gracioso porque mi voto y el de Cherniavsky se inclinaron al principio por ‘Beso vello’, pero finalmente nos decidimos por una foto que estuviera más ligada a lo cotidiano”.

Cuando se les pregunta a Maximiliano Udenio y a Tony Valdez sobre los avances o no en cuanto al tema discriminación, hay puntos en común pero también algunas diferencias.

“Yo creo que se camufló más, es cada vez peor. Lo ves en cosas concretas como el famoso programa de Tinelli, donde la discriminación machista, sexista y homofóbica se esconde bajo el rótulo de show, también en las publicidades de Quilmes sobre los lugares de la costa donde todos los que hacen de boludos, casualmente, son gordos. Por el lado social pasa lo mismo con el tema de las distintas tribus urbanas, donde hay discriminación incluso entre los mismos pibes. Yo creo que es un mal social que sólo puede ser superado con la educación”, explica Valdez.

“De lo que me acuerdo cuando era chico a lo que es ahora, me parece que hubo un avance: desde las rampas para discapacitados hasta una iniciativa, de la que me enteré hace poco, de ponerles stickers a los autos que bloquean las rampas. Pero viviendo afuera te das cuenta de que falta mucho; claro que también es un tema de infraestructura, de guita. No creo que allá la gente sea más educada o respetuosa, para mí saben que si se mandan una cagada, la pagan. Lo más importante es eso: el respeto a esa Justicia que está por encima y te controla aunque, paradójicamente, allá casi no hay policías en la calle”, se asombra Udenio, quien vio a los ojos la alegría.

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