Domingo, 19 de abril de 2009 | Hoy
RESCATES 2 > MANUEL DE FALLA, EL ESPAñOL QUE SOñó CON COMPONER AMéRICA
Por Diego Fischerman
Un hombre solo. Un hombre viejo al que asiste su hermana. Un hombre que, para no tocarse, limpia su cuerpo con algodones empapados en alcohol. Un hombre en una casa de Alta Gracia componiendo durante dieciocho años La Atlántida, una obra imposible, inconclusa desde siempre. Hércules, las Pléyades, Cristóbal Colón y los Reyes Católicos para contar a España y su conquista de América como un mito. Manuel de Falla, español, católico y franquista que no toleró el asesinato de su amigo Federico García Lorca, vivió en la Argentina para no terminar la obra que lo obsesionó. Algunas de sus composiciones, como la “Danza del fuego” de El amor brujo, tenían una sensualidad de la que él, encerrado en Córdoba, abominaba. Otras, como el genial Concerto para clave, flauta, oboe, clarinete, violín y cello, construían su estética sobre la aridez más absoluta; sobre la mirada a un pasado imaginario, sobre la forma pura y el ascetismo descarnado.
José Luis Castiñeira de Dios, músico, fundador e integrante del grupo Anacrusa, y ligado al cine por composiciones para los films El rigor del destino, de Gerardo Vallejos, y de parte de El exilio de Gardel, de Fernando Solanas, entre muchos otros, filmó su primera película. Alguien especializado en el exilio de los españoles en América, a partir de la Guerra Civil, es convocado para trabajar en una investigación acerca de Falla, alguien que no puede considerarse del todo como un exiliado. Quien lo convoca le explica las contradicciones del personaje. Era un católico militante, pero sus amigos eran los artistas de la República. Y ya en la Argentina, con quien tendría más lazos sería con el poeta Rafael Alberti. El no entiende de música, dice, y pide ayuda a un amigo compositor. Ese es el punto de partida que Castiñeira de Dios elige para, a lo largo de una película en que la ficción se entreteje con lo documental, reconstruir un enigma. El de un autor que casi no compuso música, que no habló ni escribió demasiado, y para quien el exilio fue mucho más allá de su reclusión cordobesa. Al margen no sólo de su patria sino también de aquélla en la que vivió sus últimos años, y, desde ya, de las corrientes dominantes en la composición musical del siglo XX, edificó un mundo creativo único, aislado, duro, con la misma potencia del paisaje desnudo contra el que se recorta la que fue su casa.
Manuel de Falla, músico de dos mundos, la opera prima de José Luis Castiñeira de Dios, con Luis Luque y Mónica Galán, se estrena el jueves que viene.
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