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Domingo, 26 de abril de 2009

FAN > UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: LUIS GUREVICH Y “ADIóS CAMINO DE LADRILLO AMARILLO”, DE ELTON JOHN

Del otro lado del arco iris

 Por Luis Gurevich

El 25 de marzo de 1947 nació en Pinner, Middlesex, Reginald Kenneth, aunque todos los conocemos por su nombre artístico: Elton John. A los 4 años comenzó sus lecciones de piano y, alumno aplicado, a los 12 tocó piezas clásicas en un festival y terminó ganando una beca para continuar su formación en la Real Academia de Música en Londres. Para ese entonces formó su primer grupo, The Corvettes, convenciendo al guitarrista Stu Brown de que podía imitar a Jerry Lee Lewis a la perfección. También fue parte de un grupo que se llamó Bluesology, un nombre inspirado en un tema de Django Reinhardt. En su momento, esta banda de seis músicos gustó tanto que les ofrecieron acompañar a estrellas americanas que llegaban a las Islas Británicas sin sus músicos. Así, Bluesology acompañó las giras de Major Lance, Doris Troy, Patti Labelle, The Inkspots y Billy Stewart.

Un tiempo más tarde, hacia junio de 1967, un aviso del periódico New Musical Express decía: “Liberty busca talentos: artistas / compositores / cantantes / músicos para formar nuevo grupo”. El sello estadounidense se establecía en Inglaterra y tendía sus redes en busca de jóvenes promesas. Lo que quería Elton era cantar libre, sin ataduras de género ni de ninguna otra clase. Entonces juntó coraje y se presentó a una prueba pero, como siempre pasa con las compañías, le anunciaron que no iban a contratarlo. Para consolarlo le dijeron que por qué no se juntaba con ese chico que había mandado una carta y que escribía letras pero no sabía cómo ponerles música. El muchacho se llamaba Bernie Taupin.

Así comenzaba una exitosa carrera en la que la dupla se dedicaría a grabar un éxito tras otro. En 1972, en pocos días, Elton compuso veinte canciones. Las grabó en el Estudio Chateau y el resultado fue Adiós camino de ladrillo amarillo (Goodbye Yellow Brick Road) un álbum maravilloso. Otro éxito comercial y artístico para esta particular sociedad creativa. Elton recorría el camino de ladrillo que llevaba al Mago de Oz para convertirse en el mago del rock. Prueba de su magia hollywoodense fue el concierto con el que culminó su gira estadounidense de 1973 en el Hollywood Bowl.

La canción que da nombre al disco es mi preferida: su sonoridad me cautivó desde la primera escucha. El desarrollo de la melodía sobre un cadencioso ritmo armónico de un acorde por tiempo, realmente me influenció en mi trabajo como compositor. Después de tantos acordes mayores, la entrada al puente en menor con las voces agudas tarareando la melodía también me encantó. Fue una sensación física, de emoción y sentimientos. Lo escuché tantas veces a ese álbum que lo terminé gastando, literalmente. Después de mucho tiempo, cuando tuve oportunidad de viajar, volví a comprar el disco en vinilo y en su versión original. Gran disco pop, gran canción: después de escucharla no me quedaron dudas de cuál era el “camino” que yo quería recorrer.

Nunca hice un análisis profundo de la canción, pero siempre me conmovieron su sonido y su energía. Y aún hoy, cuando la vuelvo a escuchar, me sigue conmoviendo de la misma manera. “Adiós camino de ladrillo amarillo” me abrió las puertas para conocer a un gran artista y a su obra. Todas estas sensaciones impulsaron en mí unas enormes ganas de componer canciones. Y me marcaron por el resto de mi vida.

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“Adiós camino de ladrillo amarillo”
(Elton John - Bernard Taupin)

Desde su entrada en escena en el mundo de la música en los tempranos ’70, Elton John alcanzó el brillo de una gran estrella con un equilibrio entre su dominio del arte del songwriting y su facilidad para concebir gemas pop encapsuladas dentro de las convenciones del formato canción. Desde la salida del álbum Elton John en 1970 hasta entrados los ‘90, no pasó una sola temporada sin que al menos un single suyo ingresara al Top 40. Goodbye Yellow Brick Road fue el tercero en una lista de siete discos consecutivos que alcanzaron el número 1 en los charts británicos. Todos fueron platino. Pero detrás de los números y los rankings, lo que perdura es su calidad artística. La misma que hizo que figuras de la talla de John Lennon pensara después de escucharlo cantar: “Genial, es lo primero realmente nuevo que sucede después de nosotros”. Como señaló Ben Folds en el reciente número de Rolling Stone dedicado a “Los 100 mejores cantantes de todos los tiempos”: “Su combinación de falsete y voz profunda tuvo un efecto fantástico en los ’70. Como en ese momento de ‘Goodbye Yellow Brick Road’ cuando canta ‘on the grooound’, con una voz totalmente sacada; cuando hace eso, es como tirarse de un trampolín”.
 
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