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Domingo, 24 de mayo de 2009

FAN >UN MUSICO ELIGE SU CANCION FAVORITA: FACUNDO RAMIREZ Y “ES SUDAMERICA MI VOZ”, DE ARIEL RAMIREZ Y FELIX LUNA

Mi nación abierta en cruz

 Por Facundo Ramírez

La noche anterior a contar esto que voy a contar ahora estuve despierto hasta las cuatro de la madrugada. Es que escucho tanta música y tan diversa, ¡que no sabía qué elegir! Por un momento pensé en la primera grabación que Martha Argerich hizo del Concierto Número 3 de Prokofiev para piano y orquesta junto al Concierto en Sol mayor de Ravel, dirigida por Claudio Abbado. También recordé el cd en el que Cecilia Todd le rinde un homenaje al compositor venezolano Henry Martínez; y hasta casi me pongo a escribir sobre el concierto que grabaron juntos Bobby McFerrin y Yo-Yo Ma. Pero finalmente me decidí a hablar sobre un disco que vuelve a mí todo el tiempo; un disco que mi viejo grabó con Mercedes Sosa, la Cantata Sudamericana, y de la canción “Es Sudamérica mi voz”, tan ligada a mi infancia y a mis vivencias de aquellos años.

Cantata es una de las varias obras conceptuales que escribió mi viejo con Félix Luna, allá por los años ‘60 y ‘70. Primero escribieron la Navidad nuestra, después Los caudillos, luego Mujeres argentinas, y en el ‘72 esta obra, cantada por Mercedes Sosa. Es un homenaje a América latina, que habla sobre la esperanza de tener un continente unido, y que denuncia los castigos y las postergaciones que sufre nuestra tierra. Una verdadera obra de vanguardia, que en su estribillo dice: “No canta usted, ni canto yo / es Sudamérica mi voz. / Es mi país fundamental / de norte a sur, de mar a mar”. Yo era muy chiquito, pero tengo grabados los recuerdos de los ensayos de la Cantata en mi casa, y de pronto me vuelven a asaltar también las imágenes de las funciones, cuando se estrenó en vivo, que fue todo un furor. Guardo esas imágenes, las de las funciones en los teatros, como postales, como estampas de algunos de los mejores años de mi infancia. Mi viejo, con Domingo Cura, con Mercedes, sobre el escenario; y yo en la platea, sentados bien atrás con mi madre y mis hermanas, cantando las canciones, y viéndolo todo, viendo el fenómeno desde una panorámica asombrosa y conmovedora. También vuelven las memorias de mis amigos de aquella época, que eran chicos, como yo, pero estaban igualmente contagiados del entusiasmo de Cantata: hasta repetíamos las letras de las canciones en medio de nuestros juegos, tal era la repercusión de los temas de mi viejo. Y está, por supuesto, el recuerdo del momento en que descubrí la voz de Mercedes. Descubrir su voz, a los 8, 9 años, cuando apareció este disco y yo ya tenía algo más de conciencia, fue encontrarse con una cosa tremenda. Mercedes es una de las personas que ilumina esos recuerdos con particular intensidad. Fueron infinidad de almuerzos y cenas compartidas, de tiempo que pasaba en casa con mis viejos; ella fue y es mi familia, como mi mamá postiza.

Todo eso es lo que evoca la canción: una atmósfera, un entusiasmo, un ideal. La verdad es que la comprensión profunda de la letra no la adquirí hasta años después, para la época en que los militares —que la habían prohibido desde el ‘76, tachándola de “zurda y revolucionaria”— la liberaron de su prohibición durante la guerra de Malvinas, porque de pronto les convenía, les venían bien esas letras que hablaban de Latinoamérica. A principios de los ‘90, acompañé a Mercedes y a Lolita Torres cantando juntas esta canción en el Luna Park. De más está decir que fue una de las experiencias musicales más hermosas de mi vida. Hoy siento que a partir de esa letra puedo trazar un puente que nos conecta con el momento en que apareció; y me resulta conmovedor. Porque de algún modo creo que las palabras de aquella obra, que yo entendí más tarde, son posibles ahora, con el camino de conciencia de la necesidad de definirnos como un continente autónomo, que veo en muchos de los presidentes latinoamericanos actuales. Es una obra muy compleja y cargada de imágenes importantes pero, como dije, eso tal vez lo entendí más tarde. Lo que recibí en su momento fue ese clima, esa esperanza con que mis padres, y los amigos que los rodeaban, hablaban de esta suerte de enigma que era América latina, un enigma que para un niño es una cosa muy complicada de comprender.

Facundo Ramírez estará presentando su último CD, Nosotras, nosotros. La presentación incluye obras de su propia autoría, de su padre, y de Horacio Salgán, Eduardo Lagos, Gustavo Santaolalla, Astor Piazzolla, Jorge Drexler, Camilo Parodi, María Elena Walsh y Geraldo Azevedo. Pasado mañana, martes 26 de mayo, a las 21, en el Teatro Presidente Alvear, Av. Corrientes 1659. Entradas $ 5.

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