Dom 27.09.2009
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ARTE > GUILLERMO UENO Y ALEJANDRA URRESTI EN CATENA

Hechizos del tiempo

Dos muestras en apariencia opuestas comparten la galería Catena. Por un lado, Guillermo Ueno cuelga las fotos de Distraídos venceremos: retratos cálidos y cotidianos que capturan ese instante en que el tiempo parece detenerse. Por otro, Alejandra Urresti expone Volar y chocar, un video que la muestra enfrascada y casi poseída por una única tarea: matar el tiempo haciendo rebotar una pelotita contra una paleta. Sin embargo, a su manera, las obras dialogan y responden sobre el tema que las hermana: cómo nos relacionamos con el tiempo.

› Por Mercedes Halfon

La pregunta por el trabajo artístico parece estar circulando por los pasillos de la galería Catena. Sobre eso disparan las dos muestras de fotógrafos que están colgadas en este momento: Distraídos venceremos, de Guillermo Ueno, y el video Volar y chocar, de Alejandra Urresti. Con la broma de su título, Ueno defiende para la fotografía el inmaterial terreno de la distracción, lo que se captura con el mirar disperso. Urresti por su parte, y también con un sutil sentido del humor, parece decir lo contrario: la fotografía como práctica reconcentrada, obsesiva, donde la repetición lleva al perfeccionamiento o directamente a la locura. Bellas tensiones entre un trabajo y otro, pero sobre todo, un diálogo profundo entre las dos muestras: como si pensaran juntas o cantaran a dúo una misma canción en tonos distintos.

UNA SOMBRA YA PRONTO SERAS

Las fotos de Guillermo Ueno, entonces, muestran una cotidianidad patente: un hombre manguereando un jardín o una mesa con carilinas, un pedazo de pan y una taza, o una chica con una bolsa de plástico y frutas adentro. Lo que hay es lo que vemos todos los días, pero cambia el modo. Las nubes se corren y vemos lo que la luz hace sobre las personas y las cosas. Todas las imágenes, aun las aparentemente más “distraídas”, tienen esa calidez palpable que produce el sol y las manchas de sombra, precisamente eso es lo que las convierten en un objeto único. La casualidad, la foto sacada en el momento en que el movimiento se detuvo por un segundo, pero un segundo muy parecido a cualquier otro, algo que parece fácil, simple, convive con una parsimonia, el tiempo lento de la contemplación.

Pero más allá de la caracterización rembrandtiana de las fotos, hay que decir que Ueno practica un “andar mirando sin una lógica formal”. El explica: “La lógica de fotografiar está más ligada al mirar sin cámara, la del pintor en cambio no está ligada al caminar y mirar. Lo que me parece interesante de la fotografía es eso, el mirar de cualquier persona, algunos se entrenan más y logran cosas, pero en sí es algo más cercano a todos, es más fácil hacer fotografía que pintura. Esa forma de mirar sin cámara, de ir en taxi y a través de la ventanilla ver una forma, o a través de la lluvia ver otra forma, es algo muy hermoso que está en la fotografía”.

JODER CON LA PELOTA

En la vereda de enfrente Urresti se autofotografía. Mejor dicho: se graba. Lejos de retratar a otras personas, ella vuelve la mirada sobre sí misma, en un trabajo de rigurosa planificación. Fotógrafa de nacimiento, la lógica del video de Urresti es la de la sucesión de imágenes estáticas, pero animadas mínimamente. Se la ve casi inmóvil y frontal, teniendo en la mano una paleta con un elástico y una pelotita agarrada de la punta, a las que choca y choca, una y otra vez. Volar y chocar. El video es en realidad una sucesión de autorretratos que se hizo la artista durante una beca en Finlandia, en los que cambia el vestuario y el fondo, pero permanece ese movimiento obsesivo del juego que se juega en solitario.

Por supuesto que una vez comprendido el procedimiento, lo que empiezan a llamar la atención son los microscópicos cambios. De pronto ella tiene una expresión más angustiada, de pronto el movimiento repetitivo le hace vibrar el pecho como latidos de afuera hacia adentro, de pronto el sonido del rebote se vuelve opaco, metálico, o en el espacio abierto se vuelve evanescente.

Similar a esas tendencias en danza contemporánea que en vez de bailar una coreografía cambian muebles de lugar o acomodan cajas, en este video Urresti parece estar concentrada en algo que a priori parece intrascendente, un movimiento sin correlato ficcional, pero que con el paso de los cuadros –la duración total del video es 3000 segundos– hace pensar lo contrario. Su movimiento es su tarea y no deja de hacerla por nada del mundo. ¿No será que lo que está haciendo es crucial? ¿No será que en vez de buscar entretenerse está estudiando algo muy complicado o salvando a la humanidad? Urresti estaría apretando el botón de Desmond Hume en Lost. ¿Acaso si ella deja de hacer chocar la pelota y la paleta todos vamos a morirnos?

PASEMOS A OTRO TEMA

Y si la obra de Urresti tiene que ver con la repetición de un motivo, la de Ueno huye de los motivos, de lo temático. El conjunto de las fotos se parece más a una antología que a una muestra unida por una idea. Fotos de distintos tamaños y formatos –35 mm y formato medio–, amorosos retratos de amigos o de “la mujer del artista”, junto con fotorreportajes a desconocidos en un bar o raras naturalezas muertas. También hay marcos diferentes, algunos blancos primorosos y net, y otros de madera y ribete dorado como los que suelen usarse para enmarcar títulos universitarios.

¿Cuál es entonces el lazo entre las imágenes? Ueno dice: “Uno trabaja sin mucha conciencia, pero siempre se repiten formas, es muy difícil sacarse a uno de encima. Por más que sea un negativo que no haya visto bien y después lo amplío, nunca hay una gran sorpresa, todo está encaminado en una forma que siempre me sale ahí. Una unidad temática podría ser eso, por más distraído que uno esté, siempre estás presente. Porque lo que mueve para sacar fotos es más o menos lo mismo”. Curiosamente lo único que fija la muestra, el título Distraídos venceremos, desmiente esa unión. Si estamos distraídos, cualquier cosa puede importarnos mucho o nada.

LAS SIETE DIFERENCIAS

Es raro que dos muestras de soportes diferentes dialoguen tan bien. Se hablen y se contesten, sobre casi lo mismo. ¿El trabajo artístico es igual que cualquier otro trabajo, igual de alienante? ¿En qué tiempo se hace ese trabajo? ¿Cuándo se termina? Ueno diluye las formas de sus imágenes en las sombras y Urresti las resalta armando pequeñas arquitecturas bañadas por una luz pareja. Ueno, no importa qué fotografíe, aúna imágenes por la intensidad de su afecto. Urresti, que parece estar haciéndose autorretratos mientras está en penitencia, muestra el costado angustiante de lo mismo. De la aridez de Finlandia a la calidez del jardín propio: el friso se arma justo en el medio.

Urresti en su beca, sin saber muy bien qué hacer, da comienzo a un video, que la muestra padeciendo el paso del tiempo, como algo que es necesario matar. Guillermo Ueno saca sus fotos en distintos momentos de los últimos años, en viajes, en tardes en su jardín, en desayunos con amigos. El tiempo que se pierde se recupera en las fotografías. En esto sería lo único en lo que los dos están de acuerdo.

De martes a sábado de 13 a 19.30, en Ernesto Catena, Fotografía Contemporánea, Honduras 4882, 1er. piso.

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