RESCATES > EL CINE MONDO EN EL MALBA
Empezó como un divertimento que recopilaba algunas de las prácticas humanas más extremas, bizarras y estúpidas. Sin embargo, con esa mezcla de documental y ficción, el cine Mondo vio crecer sus ramificaciones hasta alcanzar a directores como Hitchcock y Buñuel y convertirse a veces en severas denuncias de la violencia y la vejación. Un ciclo en el Malba rescata algunos de sus mejores ejemplares.
› Por Alfredo Garcia
El chiste asegura que si una revista tiene fotos de mujeres negras desnudas es la National Geographic, pero que si las fotos son de mujeres blancas desnudas es la Playboy.
Las películas Mondo, sin embargo, mezclan negras y blancas desnudas por igual, entre muchas otras cosas, y como bien sugiere Sergio Olguín en el programa de ciclo de Cine Morbo, programado en el Malba por la revista La mujer de mi vida, se las podría considerar una especie de documentales de National Geographic con el énfasis puesto en el sexo, la violencia y las bizarradas más desalmadas, chapuceras, divertidas y, a veces, realmente espeluznantes que alguna vez hayan sido filmadas.
El término Mondo surge del gran clásico en la materia, Mondo Cane (1962) surgido de la astucia del periodista devenido cineasta Gualterio Jacopetti, que compiló una antología de los picos más extraños del comportamiento humano, registrando algunas escenas documentales auténticas para mezclarlas con algunas que recreó o directamente inventó él mismo un poco a la manera de las cámaras sorpresa truchas a las que ya se ha ido acostumbrando el televidente de las últimas décadas. Un talento a la hora de mezclar este estilo de documental exploitation con tópicos que a primera vista la den un aire de seriedad, Jacopetti podría ser considerado algo así como el padre del periodismo televisivo amarillo que consumimos diariamente, tipo Chiche Gelblung o Crónica TV, sólo que con una crudeza más visceral y una estética vintage que hoy las vuelve sumamente interesantes y atractivas.
La primera Mondo Cane (Perro Mundo) incluía estupideces divertidísimas como las locuras de fanáticos religiosos que lamían peldaños de escaleras, pollos fumadores, el efecto del DDT sobre las tortugas, gente que comía insectos espantosos y la industria de los restaurantes y cementerios para mascotas. Mondo Cane fue un éxito de taquilla arrollador, y hasta tuvo un suceso musical con vida propia, la canción “More” de Riz Ortolani, que ganó una nominación al Oscar y fue versionada por numerosos artistas, incluyendo al mismísimo Frank Sinatra.
Mondo Cane generó una verdadera horda de copias de todo tipo y calibre, generalmente producidas en Italia o Europa continental, todas intentando asimilar y acrecentar las características de ese fenómeno de taquilla internacional. Por eso, al lado de las Mondo movies que vendrían después, la Mondo Cane original realmente era bastante ingenua. Algunas de estas copias tenían títulos como Mondo Balordo, Mondo Teeno (sobre mods, rockers y hippies precoces, con algunas escenas dirigidas por Richard Lester), Mondo Nudo o Mondo Topless (de Russ Meyer).
El ciclo Morbo en el Malba que se verá a lo largo de todo el mes de octubre con clásicos morbosos de grandes directores como Buñuel y Hitchcock (se proyectan Viridiana, Los olvidados y Psicosis, entre muchos títulos famosos) viene con un pequeño miniciclo Mondo, formado por una de las películas más fuertes y poco vistas de Jacopetti, Tío Tom, más la cruenta Salvaje Mondo Cane de Antonio Climati y Mario Morra y dos bizarras descripciones de los Estados Unidos durante la década de 1970, America desnuda y perversa, de Sergio Martino, y la muy taquillera This is America, de Romano Vanderbes.
Narrada por el escritor Alberto Moravia, Salvaje Mondo Cane (Ultime grida dalla savana, 1975) se convirtió en uno de los más exitosos y cruentos films derivados de la tradición Mondo, y su intención pretendidamente seria era la exploración de los aspectos más brutales inherentes a la Madre Naturaleza, incluyendo un turista idiota comido por los leones durante un viaje a Namibia, o mercenarios sudamericanos cazando indígenas como si fueran animales. Algunas de estas escenas son obvias recreaciones truchas, e incluso algunas que tal vez sean genuinas luego aparecieron en films posteriores de Climati con los nombres de las tribus y localidades cambiadas, restándole toda seriedad a la pretendida búsqueda antropológica del asunto. Pero verdaderas o simuladas, y más allá de su obvio sensacionalismo, como imágenes gore tienen una fuerza visceral capaz de poner en órbita a los fans del cine splatter. Casi ni hace falta decirlo: los que lloraron con Bambi no deben ver esta película, que se exhibe en su duración completa de 94 minutos.
Al lado de Salvaje Mondo Cane, las dos visiones de los Estados Unidos al estilo Mondo son más livianas y divertidas. Tanto America desnuda y perversa (America cosi nuda cosi violenta, 1970) y This is America (1977) tienen momentos realmente hilarantes, como por ejemplo la cura de electroshock pensada para que una anciana obesa deje la comida basura (unos psiquiatras hippones le aplican una descarga eléctrica cada vez que trata de morder una hamburguesa) y se adelantan a Michael Moore al describir el cariño de los estadounidenses por las armas de fuego, con cazadores que matan animales previamente enlazados o parejas de recién casados que entre besitos y arrumacos toman clases de tiro al blanco con ametralladoras. Estas y otras grotescas delicias están claramente escenificadas para la ocasión, pero sobre todo en This is America (tan exitosa en su momento como para generar dos secuelas) hay auténticos momentos documentales sin desperdicio, incluyendo la entrega de los Oscar del cine porno, el premio Lengüita, y una misa para gente que no sale de sus autos, es decir una especie de autocine religioso. En este film de Romano Vanderbes el espectador atento podrá descubrir a un joven Arnold Schwarzenegger en sus años pre hollywoodenses haciendo fisiculturismo en un gimnasio californiano. This is America tiene la cualidad de absorber la por entonces flamante estética punk, empezando por su tema de créditos, The Beautiful America, interpretado por los pioneros del punk The Dictators.
La cosas se ponen realmente negras con Tío Tom (Addio zio Tom, 1971) una de las películas más polémicas, condenadas, cortadas y a veces también aplaudidas del Padrino del Mondo, Gualterio Jacopetti, que junto a su codirector Franco Prosperi ya venía siendo acusado de racista por su descripción cruda de costumbres de nativos, en el film anterior Addio Africa, que se adentraba en las peores exhibiciones de violencia de revolucionarios negros como los mau mau, e incluso sobornó a funcionarios africanos para demorar una ejecución hasta la llegada del equipo de filmación y así poder registrarla. Pero en Tío Tom Jacopetti cambia totalmente el lenguaje del film Mondo que él mismo inventó en 1962, creando un extraño viaje al pasado para “documentar” el infierno de la esclavitud, asimilando los horrores del racismo histórico estadounidense al genocidio nazi, pero todo esto llevando el crudo sensacionalismo de antes a niveles decididamente no aptos para el espectador sensible. Las violaciones, torturas y matanzas de Tío Tom en su momento fueron un verdadero escándalo provocando la ira de críticos progresistas como Roger Ebert, que en 1972 escribió “Jacopetti y Prosperi vienen saliéndose con la suya con este tipo de películas ya hace tanto tiempo que piensan que el público tiene estómago para cualquier cosa, así que finalmente hicieron el más inmundo insulto a la decencia que alguna vez haya intentado pasar camuflado como documental”.
Ebert escribía en el Chicago Sun Times, y tanto en su ciudad como en las grandes urbes estadounidenses Tío Tom estaba marketineada hacia el público negro, que sin dudas jamás había visto retratado así el drama de la esclavitud, y de hecho la generación del Black Power sigue creyendo que ésta es una gran película. En todo caso no se sabe bien qué versión vio Ebert en su momento, ya que el film tuvo cortes sobre todo en sus partes auténticamente documentales sobre la muerte de Martin Luther King y otros episodios más contemporáneos. En la Argentina, por ejemplo, se estrenó con 32 minutos menos, pero ahora en el Malba se volverá a ver con sus 140 de duración originales, es decir en una versión completísima hasta el último de sus latigazos.
This is America se dará el jueves 8 de octubre a las 16; América desnuda y perversa, el jueves 29 a las 22.30; Tío Tom, el viernes 30 a las 14; y Salvaje mondo cane, el viernes 30 a las 22.30, pero el resto del programa Morbo en Malba empieza el próximo jueves 1º a las 14 y dura todo el mes, en el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. Programación completa en www.malba.org.ar
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