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Domingo, 22 de enero de 2012

TELEVISIóN > ALCATRAZ, LO NUEVO DE J. J. ABRAMS, CREADOR DE LOST

Aparecidos

A poco más de un año del final de Lost, J. J. Abrams vuelve a la TV con una nueva serie que también transcurre en una isla, pero esta vez se trata de una roca célebre: Alcatraz, la mítica prisión de San Francisco que cerró en 1963. El misterio a resolver es el regreso de los prisioneros, que aparecen en el presente como si no hubiera transcurrido el tiempo, exactamente igual que cincuenta años atrás y ni siquiera ellos comprenden el porqué de este salto temporal. ¿Otra vuelta de tuerca o una cita utorreferencial? El primer capítulo, que es doble y se verá mañana, promete pero todavía no cumple.

 Por Juan Pablo Bertazza

Diego Soto (el viejo y peludo Hugo “Hurley” Reyes de Lost) deja inconclusa una frase: “La última vez que estuve en una isla...”. El primer prisionero en volver se llama Jack (Sylvane) y, a lo largo del primer capítulo, lo nombran permanentemente. Por supuesto, el productor detrás de todo este proyecto, gran apuesta de Fox que debutó de manera más que promisoria en lo que respecta a rating –lo vieron 10 millones de espectadores–, es J.J. Abrams. Demasiados detalles para pensar inmediatamente en Lost. Sin embargo, hay algo de elegancia y valentía en la forma en que Alcatraz, serie que mañana, a las 22, arranca en nuestro país por Warner con una velocidad notable de siete días respecto de su estreno en EE.UU., elude y se burla, casi, de semejante expectativa, la presión del éxito sin precedentes de Lost, un éxito que, en los últimos años, se comió a numerosas series mediocres y copionas en una lista liderada, sin lugar a dudas, por Flash Forward.

Luego de encontrar en el ámbito de un asesinato, las huellas dactilares de un prisionero de Alcatraz (la cárcel más famosa del mundo), supuestamente fallecido en 1976, la detective Rebecca Madsen (Sarah Jones) se topa con una especie de organización secreta, liderada por el misterioso Emerson Hauser (el jurásico y siempre moderno Sam Neill), dedicada no sólo a capturar a cada uno de los prisioneros desaparecidos de la cárcel, sino también a descubrir qué fue lo que pasó con ellos, ya que vuelven a nuestros días luego de medio siglo de vida sin haber envejecido un ápice. Algo que, al parecer, ni siquiera los fugitivos tienen demasiado en claro. Antes, la detective había visto morir a su socio cayendo desde las alturas y, desde entonces, carcomida por la culpa, se había negado a volver a trabajar con un compañero. Hasta cruzarse con Diego Soto, un inteligente y buenazo experto en Alcatraz y fanático de los comics. Por algún motivo, ninguno de los tres está demasiado contento con encarar la misión: Rebecca, por el peso culpógeno del recuerdo de su socio; Soto, porque se impresiona con tantos misteriosos asesinos de alto rango; y Emerson Hauser, porque no ve con buenos ojos tener que trabajar junto a una entrometida detective policial y a un freak amante de los comics. Los tres, sin embargo, conforman un equipo.

Las primeras críticas encontraron poca originalidad y demasiadas semejanzas con Prison Break, calificaron además de lentos y hasta aburridos los dos primeros capítulos que se estrenaron el lunes en Estados Unidos. Es cierto que Alcatraz no tuvo el comienzo vertiginoso y arrasador de Lost, pero algo parece indicar que no hay que confiarse tanto de los primeros capítulos, algo que acaso promete que la serie irá de menor a mayor, manteniendo algunas características registradas de los productos de J.J. Abrams como los flashbacks, o la intensificación del misterio a partir de abruptos cortes, diálogos engimáticos y el apoyo inconfundible de la música, y acaso proponiendo lúcidos análisis sobre el sistema cancelario y el crimen. En todo caso, en lugar de abrir los enigmas rizomáticos a los que nos tenía acostumbrados Lost, Alcatraz parece centrarse en solo un misterio: por qué los prisioneros de la cárcel vuelven después de casi medio siglo sin haber envejecido un pelo.

Alcatraz es una pequeña isla ubicada en la bahía de la mítica y hermosa ciudad de San Francisco, en California. Primero hubo ahí un presidio militar y, posteriormente, se erigió la célebre prisión federal que funcionó desde agosto de 1934 hasta 1963. Por sus muros pasaron Al Capone (el mismo año de su inauguración), José Sierra, Alvin Karpis y Robert Franklin Stroud (el famoso Hombre Pájaro de Alcatraz), entre otros integrantes de la crema de la criminalidad. Impenetrable e invicta, durante esos años nadie escapó con éxito, o eso es al menos lo que ostentan sus guardias. Lo más cercano al éxito se produjo el 12 de junio de 1962 (poco antes del cierre de la prisión), cuando Frank Morris, John Anglin y Clarence Anglin llevaron a cabo una fuga heroica. En un espacio de menos de un metro de ancho, los prisioneros cincelaron el hormigón con cucharas de metal y un taladro eléctrico improvisado, ocultando el ruido gracias a un acordeón que les autorizaban ejecutar durante la hora de música. El camino que conducía a la ventilación dejaba un hueco suficientemente amplio como para que una persona pudiera subir. En las camas dejaron muñecos de papel maché con pelo humano para despistar y se fugaron. Algunos aseguran que llegaron a la bahía de San Francisco, pero el informe policial advierte que los presos se ahogaron en el agua de la bahía. Lo cierto es que nunca más aparecieron, ni vivos ni muertos.

“El 21 de marzo de 1963, la prisión de Alcatraz cerró por costos elevados y un edificio deteriorado. Todos los presos fueron transferidos a otras prisiones, lejos de la isla... pero eso no fue lo que sucedió: 302 hombres desaparecieron esa noche. Nunca fueron vistos ni se supo de ellos. Hasta ahora.” Eso es lo que se repite, a manera de mantra, en el primer capítulo de Alcatraz: a partir de una voz en off al comienzo, en la de un guía turístico después y parcialmente en boca de diversos personajes. Distintos niveles y dimensiones para un solo concepto, para un solo hecho, una multiplicidad de registros que es marca registrada de J.J. Abrams. Hasta ahora, los presos que volvieron son Jack Sylvane, un hombre desafortunado que termina en la cárcel casi sin merecerlo, y un francotirador tan perverso como cruel y obsesivo. Aún quedan 300 prisioneros por encontrar, diez capítulos y un enigma a resolver. Bastantes razones para prestar atención a Alcatraz.

Alcatraz se estrena en capítulo doble, en nuestro país, mañana a las 22 en Warner Channel.

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