HALLAZGOS > GUS VAN SANT ESTRENA POR DOS: EN DVD Y EN TELEVISIóN
La combinación de adolescencia y muerte viene siendo una obsesión para Gus Van Sant casi desde sus comienzos con Drugstore Cowboy. Al abordaje en sus dos últimas películas –Elephant, sobre dos amigos que disparan sobre sus compañeros de colegio, y Paranoid Park, sobre un grupo de skaters en el que uno de ellos provoca un accidente fatal– ahora le suma Restless, una historia adolescente de amor, muerte y fantasmas. No es sólo una película: los extras del dvd incluyen una extraordinaria versión alternativa de la misma historia. Y el 2x1 no se termina ahí: además se estrena Boss, la primera serie de televisión que lo tiene como director y productor, sobre el alcalde de la violenta Chicago condenado a muerte.
› Por Alfredo Garcia
Desde 1929 y la llegada del sonido al hasta entonces mudísimo Hollywood, muy pocas veces alguien intentó volver a hacer películas en las que los actores no dijeran sus diálogos, para que en cambio aparecieran escritos en los recordados cartones con intertítulos que son una de las marcas de cine anterior al sonoro. Muchos aseguran que el lenguaje cinematográfico que se había alcanzado a finales de la década del ’20, tanto en los Estados Unidos como en Europa a través de obras maestras de directores como Griffith, Murnau, Erich Von Stroheim y hasta el primer John Ford, era mucho más elaborado y completo que el del posterior cine sonoro, ya que una vez que el público pudo escuchar la historia a través de los diálogos de los personajes, pudo también prestarle mucha menos atención a la imagen, por ejemplo dejando de mirar la pantalla intermitentemente para atender su balde de pochoclo. Charles Chaplin se negó durante algunos años a aceptar la llegada del cine sonoro, y su superclásico Tiempos modernos, si bien incluía música y efectos de sonido, no tenía diálogos hablados, manteniendo en su lugar los ya perimidos cartones con intertítulos, recurso totalmente demodé para esa fecha, 1936.
Desde entonces y hasta el siglo XXI, hablar de una película muda era volver a revisar algo de cine clásico o estar hablando de algún mediometraje avant garde de algún director experimental, tal vez con la excepción de la brillante comedia de Mel Brooks Silent Movie, de 1976, donde el director, junto a Marty Feldman y Dom DeLuise, hacían algo tan excéntrico como una comedia sin diálogos en plena década del ’70. Bueno, no del todo sin diálogos: había en rigor una sola línea, pronunciada por el legendario mimo Marcel Marceau, que decía, justamente: “¡No!”. Los distribuidores argentinos, temerosos de asustar al público con la idea de un film mudo, cambiaron el título original por La última locura de Mel Brooks.
Este año, por primera vez en décadas, la entrega de los premios Oscar celebró la audacia francesa de hacer una película muda, El artista, pero más allá de las diferentes opiniones que se pueda tener de ella, está claro que más que un esfuerzo por experimentar con el cine sin diálogos, se trató de un homenaje a la era de oro del mudo, es decir, algo más o menos fácil de repetir, aunque el chiste se agotara en sí mismo.
Al mismo tiempo que se realizaba El artista, desde los Estados Unidos un director de trayectoria como Gus Van Sant intentaba algo tan raro como un film mudo de tipo moderno, sin homenaje obvio al Hollywood de antes de 1929. La película es la versión muda de otra película que sí es sonora, Restless, que acaba de llegar directo a dvd sin pasar por los cines argentinos con el título Cuando el amor es para siempre. Pero para llegar a la versión muda, antes tenemos que hablar de la versión sonora del mismo título.
La última película de Van Sant es una rara, fascinante historia de amor y necrofilia sobre un adolescente obsesionado por ir de colado a los funerales, que en uno de estos eventos se encuentra con una chica enferma a la que le han diagnosticado tres meses de vida. A la vez, el protagonista tiene una curiosa amistad con un chico japonés que, luego descubrimos, es el espectro de un piloto kamikaze. En principio el galán interpretado por Henry Hopper (nada menos que hijo del fallecido Dennis Hopper) no se interesa para nada en la chica, hasta que ella tiene el gesto de salvarlo cuando lo pescan como colado en un velorio (“Es la cuarta vez que te veo por acá”, le dice el encargado de la casa de sepelios: “O tenés muy mala suerte o sos un bromista irrespetuoso”). Pronto la relación se estrecha, a medida que ella empeora. El asunto le sirve a Van Sant para una extraña exploración sobre lo que significa la muerte a una edad a la que uno tiene supuestamente toda su vida por delante.
Pero el asunto es que para lograr actuaciones específicas del trío estelar (Hopper, Mia Wasikowska y Ryo Kase) el director mantuvo a los actores en silencio la mayor parte del tiempo posible, llegando incluso a hacer una toma alternativa sin diálogos de cada escena hablada. En entrevistas, luego Van Sant explicó que lo que pasa es que necesitaba poder disociar un poco la acción del diálogo. “Muchas veces”, dijo, “la acción y el diálogo van por lugares separados, y si el personaje va a abrir una botella en un momento determinado, esa acción va a tener un significado distinto si dice una línea de diálogo en ese mismo momento”.
Luego de filmar sus dos versiones simultáneamente, habló con el montajista Elliot Graham y notó que había suficientes tomas para montar un corte alternativo mudo, cosa que se pusieron a armar ipso facto. En el flamante dvd de Restless viene la versión “convencional” (tal vez no lo mejor de Van Sant, pero sí una película muy disfrutable) y luego, coronando una serie de excelentes extras, incluye la versión muda del mismo film. Es un experimento que resulta más interesante que la misma película que es el centro de esta edición en dvd. Probablemente, este largo de Van Sant sea algo de verdad nuevo que nadie tuvo la idea de hacer antes, y alcanza un nivel narrativo fascinante, con los actores sosteniendo sus miradas para luego dejar que sus diálogos aparezcan en los típicos cartones del cine mudo, cuyo diseño arcaico es el único homenaje al estilo The Artist, y con las imágenes y los climas muy bien llevados por la hermosa partitura de Danny Elfman.
Si es un gran film, el comienzo de algo nuevo, una corriente de recuperación del cine que se sostenía en la narración visual, o un mero experimento, es algo que solo el tiempo nos dirá.
Con el título Cuando el amor es para siempre, Restless acaba de salir directo a dvd por el sello Blu Shine.
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