Domingo, 27 de julio de 2014 | Hoy
CINE Chris Pratt, de revelación de la nueva comedia norteamericana a estrella de Guardianes de la galaxia
Por Nazareno Brega
Desde Londres
“Buenos días. Me llamo Chris.” Así, como si él fuera un completo desconocido en un rol menor, comienza la entrevista con el protagonista de Guardianes de la galaxia, la apuesta más grande de Marvel en los cines de esta temporada. Durante un breve descanso en pleno rodaje de la película en los estudios Longcross de Londres, Chris Pratt está vestido como un tipo duro, por más que una sonrisa inocultable desenmascare su alegría. Chris tiene puesta la campera de cuero granate de Peter Quill o Star-Lord, los dos nombres que lleva el superhéroe al que interpreta, y todavía tiene sus vistosas pistolas enfundadas al costado de un ceñido pantalón oscuro. Pratt sabe que si en el futuro Hollywood intenta acordarse de él, seguro será a partir de este Star-Lord que hoy encarna, pero igual todavía necesita presentarse primero él y después al personaje que viste.
“Es una mezcla de Marty McFly con Han Solo. Todo piloto espacial es comparable a Han Solo, y estos dos son rebeldes, fugitivos de la ley y de sus acreedores. Pero seguro que Han Solo cagaría a palos a Star-Lord. Han es un hombre y Star-Lord recién está tratando de convertirse en hombre. Es un tipo egoísta, que se preocupa sólo por sí mismo, hasta que conoce a este grupo de gente que se vuelve su familia y empieza a tomar decisiones pensando en el bien del grupo y, por extensión, de toda la galaxia”, explica Chris.
Pratt tiene claro que ésta no es la franquicia más famosa de Marvel, pero tampoco se preocupa demasiado en saber por qué el estudio decidió salir a conquistar el espacio. “No sé por qué habrá sido. Tal vez se cansaron de destruir tantas ciudades en la Tierra... Ya arrasaron Nueva York, Tokio y creo que llegó la hora de llevar las peleas al espacio. En realidad, siempre se busca cuál es la mejor historia para cada momento nada más”, reflexiona Pratt.
¿Quién era este fornido treintañero que Marvel eligió como la estrella de su primera aventura espacial? Los cinéfilos memoriosos recuerdan sus ojazos verdes en el beisbolista que compra Brad Pitt para alcanzar el éxito en El juego de la fortuna, uno de los marines que se cargan a Bin Laden en La noche más oscura, el policía novato, novio de Megan Fox en Diabólica tentación, o el jefe de Joaquin Phoenix en la reciente Ella. Está claro que el cinéfilo tiene que ser memorioso porque ninguno de esos papeles tuvo un tamaño memorable, pero Pratt sí interpretó un personaje fundamental en la gran comedia The Five-Year Engagement, que no llegó a estrenarse en la Argentina (pero se consigue en devedé como Eternamente comprometidos).
Es ahí, en la comedia, donde se encuentra la clave para conocer a Chris Pratt, quien suele interpretar a algún bonachón sociable y algo torpe, que repite dude cada tres palabras. “No creo que el director James Gunn me haya convocado para Guardianes de la galaxia por mi probada capacidad como estrella de acción. Creo que hay tipos más duros y más preparados para este tipo de trabajos. Conmigo se conectó desde otro lugar, tiene que ver con mis posibilidades en la comedia. La película tiene un sentido del humor muy retorcido que yo a la vez comparto con James”, analiza Pratt.
Es difícil imaginarse a Chris Pratt protagonizando lo que sea sin tener en cuenta al Andy Dwyer en la Parks and Recreation, la sitcom nacida del riñón de la versión norteamericana de The Office, sobre un burocrático departamento de parques y recreaciones de un pequeño municipio. Lo que empezó como un papel secundario para Chris Pratt se convirtió en un gran protagónico a lo largo de sus seis temporadas (está por comenzar la séptima y última) y apenas bajó un poco el perfil para viajar a Londres a filmar Guardianes.
Con casi un metro noventa y un excelente estado físico –“No importa dónde esté, necesito salir a correr al menos dos veces por semana y levantar pesas el resto de los días”, reconoce el actor–, no le costó demasiado protagonizar una película de acción. Pratt explica que “lo más fácil de la película es la parte física. No me molesta revolcarme, tirarme de algún lugar o pilotear una nave que da vueltas por el espacio. Los días difíciles son esos en los que te toca demostrar emociones y focalizar la energía en lo que le pasa a tu personaje. Eso es actuar en serio”.
El actor se toma unos segundos y se arrepiente. “En realidad, tampoco es tan difícil. No puedo quejarme. Mi papá trabaja en la construcción y eso sí es mucho más jodido que hacer películas.” En un ratito de entrevista nomás, Pratt aprovecha y habla de toda su familia. En algún momento agradece el apoyo actual y recuerda unas vacaciones con su mujer, la actriz Anna Faris, también comediante (y protagonista de las cuatro primeras películas de la saga de terror paródico Scary Movie), con quien tiene un hijo de dos años. Pero también relaciona a su madre con su fanatismo por las historietas. “Cuando era chico acompañé a mi mamá al bingo y ganamos. Fui a una comiquería y gasté 300 dólares en historietas. Hay muchos números difíciles que todavía atesoro. Y así conocí a los Guardianes”, recuerda Pratt.
Chris sabe que un cruce entre todos los integrantes del universo de superhéroes de Marvel es inminente, pero él dice que la posibilidad no lo estresa. “Me encantaría, por supuesto, aparecer en la saga de Los vengadores. Pero uno nunca sabe qué puede pasar y el futuro de los Guardianes depende del público. Pero es obvio que pienso en un encuentro desde el momento en que firmé el contrato. Firmé para protagonizar tres películas y además tengo que hacer algunas apariciones chiquitas en otras, pero quién sabe. Lo único que sé es que van a salir un montón de películas más de Marvel”, anuncia Pratt. Y así, a los 35 y sin terminar de creérsela demasiado, Chris se convirtió en una estrella de Hollywood. Su Andy Dwyer de Parks and Recreation seguro le cantaría “abrí tus alas y volá. Te merecés ser un campeón”.
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