Este festival tiene un debut muy esperado: Matías Sendón va a dirigir su primera obra como director después de más de veinte años trabajando como iluminador y escenógrafo en las obras más interesantes del teatro contemporáneo. Si bien su trabajo exquisito siempre excede la forma o la utilidad para volverse obras conceptuales en sí mismas, no era obvio que alguna vez se largase a dirigir. Y contrariamente a lo que podría esperar, dice que se concentró muchísimo más en la actuación que en el espacio. “Leí la obra y me amigué muy rápido con la idea de hacerla. Lo que me interesó justamente de esto es un desafío no acerca de la puesta de luces que yo haría o el espacio que me imaginaría, sino con el riesgo que es dirgir actores”. El texto es Hay que sacar a pasear a perro, del croata Tomislav Zajec, que no se limita a la hora de plantear situaciones en distintos escenarios y temporalidades, lo que se volvía casi una paradoja en relación al espacio particularmente chico de la sala que le asignaron a Sendón. “Cuando me lo dieron fue un abismo total: el texto parece un guión de una película, miles de espacios, de saltos temporales, de cortes. Así y todo encontramos una resolución bastante certera respecto a cómo trasladar esa obra. Y fue un proceso con los actores, de descubrirlo, de movernos en esa geografía de una sala chica con un texto que todo el tiempo propone una espacialidad inmensa. Eso te lleva a tener que elegir de qué te hacés cargo en relación a lo que propone la obra y de qué no. Limpiamos lo que el autor había puesto y que nosotos no podíamos utilizar de su obra y capturamos una síntesis, le sacamos el corazón a la obra y lo pusimos ahí. Es simple: habla de la muerte y de los vínculos. Es algo común a todos. Estamos muy cerca del tema de la obra y eso es fascinante; aunque sea un dramaturgo que creció en la Guerra de Yugoslavia y escriba sobre un personaje que vivió bajó el poder ruso, lo sentimos cerca.”