Hoy, meses después de la prematura muerte de Lohana, María Moreno recuerda aquel encuentro: “Lohana fue tal vez el único cuadro que conocí. Si, según la doxa revolucionaria un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del poder central, hacerlas suyas y transmitirlas como orientación a la masa, (p.d: percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y sus motivaciones más íntimas) Lohana iba más allá. Su política no separaba la teoría del territorio, la fiesta del piquete, la mediación y la alianza táctica, Rosa Luxemburgo de la Difunta Correa. Como le pasa a los grandes poetas Lohana hacía unos su voz, su palabra escrita y sus gestos. Nada le parecía sagrado y por eso no le temía a nada. Nació organizada. La conocí a través de Cristian Alarcón y la entrevisté unas siete veces. Nunca se repitió.”