BOMBACHA VELOZ
por C.Z.
Alguna vez (que parece tan lejana), Juan Castro condujo el reality Confianza ciega, que se hizo conocido por las figuras emblemáticas de “los seductores” y “las seductoras”. Efectivamente, se trataba de hacer que hombres y mujeres que entraban al juego en pareja cayeran en la tentación a la que eran sometidos a toda hora por pulposos y pulposas en medio de escenas con poca ropa, tragos coloridos y música insinuante. En fin. A mí siempre me pareció bastante trucho, en el sentido de que no podía creer que si una pareja se proponía resistir, no lo pudiera conseguir. O no eran pareja, o estaban de acuerdo. Al punto tal que se lo pregunté a Juan Castro. Él juró que era verdad, que los participantes entraban realmente en el juego y que él mismo se había sorprendido por cómo se dejaban seducir. No tengo por qué no creerle.
El pasado viernes, en Cambio y Fuera, programa conducido por Pablo Markovsky, hubo un momento especial e interesante (quizás el único en dos emisiones) de “falso corte” publicitario. Creyendo que no estaban en elaire, los tres “seductores” que deben ganar los favores de una chica (aunque también se da la inversa), a instancias de Markovsky debieron opinar sobre ella “en serio”. Y ella, desde la cabina, los escuchó. Si bien ninguno dijo ninguna barrabasada, las opiniones fueron un poco más jugosas que las que suelen emitir en cámara. Pero el momento no alcanzó para disipar las mismas dudas que me había generado Confianza ciega (aunque no se lo preguntaría ahora a Markovsky para no comprometerlo) en su momento. ¿Realmente la chica elige en base a los paupérrimos elementos con los que cuenta? ¿O se deja seducir simplemente porque en eso consiste el juego?
Es que Cambio y fuera es una especie de Confianza ciega acelerado donde la seducción se reduce a mínimas escenas y gestos: un regalito, un diálogo en el reservado, un masaje, un momento a solas. La vacuidad de los participantes es extrema; las armas de seducción, pobrísimas. La seducida se hace la profunda, la que valora las afinidades y el aspecto espiritual de los hombres, pero a la hora de los bifes descartan primero al menos agraciado o al gordito y terminan eligiendo al más lindo.
La ventaja de tanta brevedad y tanto montaje es dejar al desnudo esos arquetipos que todos llevamos dentro, aunque tapados con diversos ropajes. Quizás involuntariamente, Cambio y Fuera sacó a luz de un modo brutal el machismo irredento de nuestros muchachones. Además de actuar como depredadores, más interesados en ganarles a los otros varones que en obtener a la damisela en sí, sorprende ver el resentimiento con el que se expresan los perdedores. “Que les vaya como el culo”, le deseó uno de los descartados a la pareja que se iba a pasar una semana a San Martín de los Andes.
En la última entrega (al cierre de esta edición) se iba a ver a tres chicas bonitas seduciendo a un también bonito muchacho en un spa, un giro que promete subir la temperatura del programa y colocarlo más en la huella de Confianza ciega. Vertiginoso, híper editado y de pocas palabras, se puede suponer que, de seguir así, Cambio y Fuera pronto nos proporcionará escenas candentes. Eso sí, habrá que estar muy atentos, porque pasarán más rápido que un suspiro, más precoz que procaz.
Cambio y fuera, los viernes a las 23 por Canal 9. DESCONCERTANTE