Recuerdo que me enteré del asesinato por la tele y luego del primer efecto de incredulidad inmediatamente me sentí devastado como pocas veces en mi vida. The dream is over. Hasta entonces nunca una muerte me había pegado tan profundamente. Lloré tanto y tuve la sensación de que nos habían robado algo muy preciado: un amigo. Al menos quedan sus tremendas canciones, sus campañas por la paz, su amor eterno por Yoko, su humor ácido, su sentido de humanidad... Fue un compositor único y si tengo que nombrar un artista entre todos lo elijo a él. Mi primer recuerdo como músico fue en el jardín de infantes cantando “Twist and Shout” desaforadamente con unas escobas como guitarras. Amo a los Beatles y cada vez que pienso en ese fatídico día me da tristeza y bronca que una vida tan preciosa haya sido truncada cruelmente. Pienso en tantos otros que lucharon por la paz de una forma profética y que igualmente tuvieron un violento final. Admiro que hayan hecho un intento de cambiar un poco este estúpido mundo. Y no creo que haya sido en vano.