La cuestión es simple: si una adolescente cuenta su vida en un diario personal online, lo mismo debe hacer Britney Spears, so pena de quedar como una marciana en la arena masiva. Y allí está ella, dando entrevistas despeinada, llorando, embarazada, con las pestañas postizas mal puestas, asegurando que es una chica más, que incluso limpia la casa y que “la obligaron” a hacer el papel de joven perfecta, bella y virgen. Es decir: se confiesa.
› Por Mariana Enriquez
Si todo el mundo está contando su vida, ¿cómo podrían quedarse atrás las celebridades? Extraño momento para los personajes de la cultura masiva: por un lado, los invaden como nunca antes los paparazzi; por otro, la tendencia de valorización y consumo de la intimidad los obliga a ser “reales”. La cuestión es simple: si una adolescente cuenta su vida en un diario personal online, lo mismo debe hacer Britney Spears, so pena de quedar como una marciana en la arena masiva. Y allí está ella, con toda su confusión a cuestas, dando entrevistas despeinada, llorando, embarazada, con las pestañas postizas mal puestas, asegurando que es una chica más, que incluso limpia la casa y que “la obligaron” a hacer el papel de joven perfecta, bella, virgen, la típica norteamericana sureña. Es decir: se confiesa, porque de eso se trata. También tuvo su propio reality que narraba las primeras etapas del romance con su ahora esposo: se llamaba Chaotic y tuvo poco éxito.
No es la única. Shakira puso a Antonio de la Rúa en su video “Underneath your Clothes”, y se refiere claramente a él en la canción “Día de enero” del excelente disco Oral Fixation 1: “Y aunque hayas sido un extranjero hasta en tu propio país/ Si yo te digo ¿cómo dices tú?/ Aún dices ¿qué decís?/ Y lloras de emoción oyendo un bandoneón”. Todas las grandes estrellas lanzan, cada vez con más frecuencia, DVD sobre sus experiencias en el backstage o la vida cotidiana de las giras: Madonna fue, como suele suceder, la pionera con A la cama con Madonna, pero ahora repitió con I’m Going to Tell you a Secret, igual de excelente; Shakira hizo lo propio con En vivo y en privado, y hasta Metallica se subió a la exposición de la intimidad con Some Kind of Monster, la película/documental sobre el psicólogo de la banda, sus problemas y la grabación de su último disco, que resulta involuntariamente una gran comedia.
Eminem, con gran calidad, ha narrado sus traumas infantiles (su madre sufre de Síndrome Munchausen by proxy), sus peleas con su esposa Kim y su amor incondicional por su hija Haley, más anécdotas reales de la guerra gangsta del rap, en la que se vio involucrado; es como si convirtiera la narrativa del talk show en poesía. Robbie Williams desgranó sus ambigüedades y depresiones en el casi obsceno Escapology: “Escribir otra balada, mezclarla el miércoles, venderla el jueves, que salga el sábado/ es una canción de amor/ hacer otra entrevista, un montón de mentiras/ hablar de celebridades que todos desprecian/ y cantar canciones de amor tan sinceras”, se desgañitaba en “Come Undone”.
Y en TV se multiplican los realities; quizá ya no exista uno tan famoso como “Gran Hermano”, pero la multiplicación es sintomática y llega a la más profunda intimidad, a lo más privado: “Mi casa, tu casa” directamente entra al sagrado templo del hogar, para transformarlo; “Cambiemos esposas” propone un intercambio de parejas pero sin sexo y los astutos productores eligen familias con modos de vida diametralmente opuestos para que el shock de la intrusa en el hogar sea mayor; cada mes se suma un reality de cirugías estéticas, desde el muy extraño “Quiero una cara famosa” de MTV (donde los pacientes, justamente, quieren y fracasan en el deseo de tener, por ejemplo, el cuerpo de Carmen Electra) hasta el clásico “Extreme Makeover”, con toda su crueldad. Y las celebridades menores abren sus casas: mostrando los primeros años de su matrimonio en “Newlyweds”, Jessica Simpson se hizo famosa –ya está divorciada–; Hulk Hogan, icono del catch norteamericano, tiene reality sobre su familia, que se llama “Hogan Knows Best”; Danny Bonaduce, el muy desequilibrado ex astro infantil, intentó suicidarse en su reality “Breaking Bonaduce” (además, se gana la vida hablando de sí mismo en un programa de radio). La lista puede seguir casi hasta el infinito, y quedará desactualizada en una semana.
Las celebridades que pueden, además, incursionan en otras áreas. En marzo del año que viene se publicarán los diarios personales de Pete Doherty, el rocker inglés y salvaje novio de Kate Moss: una editorial le pagó 250 mil dólares por ellos, y él de lo más contento. Kate se impresionó un poco –ella aparece en los diarios–, pero ya lo perdonó.
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