Domingo, 27 de julio de 2008 | Hoy
Life on Mars y Ashes to Ashes son dos series inglesas sobre viajes en el tiempo. Pero sus protagonistas viajan al pasado cercano, las décadas del ’70 y del ’80, que desde el presente resultan tan extrañas como un mundo nuevo.
Por Mariano Kairuz
“Mi nombre es Sam Tyler. Tuve un accidente y desperté en 1973. ¿Estoy loco, estoy en coma o he vuelto en el tiempo? Sea lo que sea que haya pasado, es como si hubiera aterrizado en otro planeta. Ahora, si consigo dilucidar la razón, tal vez pueda volver a casa.” Las líneas que abrieron cada episodio de Life on Mars recuerdan un poco a esos inolvidables y tan memorizados textos introductorios de las series de los ‘60 y los ‘70, de hitos de la ciencia ficción como El prisionero, Los invasores, La dimensión desconocida o Rumbo a lo desconocido. Efectivamente, Life on Mars, la serie creada por Matthew Graham, Tony Jordan y Ashley Pharoah, y emitida por la BBC entre 2006 y 2007, está protagonizada por un policía de Manchester (el actor John Simm) que vuela por los aires en medio de una autopista en 2006, y cuando recupera la conciencia se encuentra en el mismo lugar pero 33 años antes, sin mayores explicaciones, chaqueta de cuero beige y pantalones Oxford, mientras en el reproductor de ocho pistas de su auto –como apenas un minuto, o apenas tres décadas antes en su iPod– suena una gran canción de David Bowie, uno de esos temas capaces de desarmarnos emocionalmente ya con su escalada hacia el estribillo. Esa canción titulada, claro, “Life on Mars?”, así, con signo de interrogación, la tercera más escuchada de los charts británicos en 1973. “Echenle un vistazo al hombre de la ley, golpeando al tipo equivocado”, cantaba Bowie, versos de una letra que registraba su presente como un mundo demasiado marciano al que es difícil encontrarle sentido (“¿Existe vida en Marte?”). Como aquella canción, Life on Mars, la serie, tampoco es exactamente ciencia ficción sino una percepción extrañada sobre la realidad con una idea irresistible: la de que percibimos nuestra época como un lugar, y que volver atrás en el tiempo, hasta apenas una generación atrás (como Volver al futuro), puede ser algo tan raro como viajar a Marte.
La premisa argumental del viaje les dejó servidos en bandeja a sus guionistas los chistes más previsibles sobre la moda de la época y sobre esos elementos tecnológicos tan incorporados a nuestra vida diaria en el siglo XXI que a veces olvidamos que hace un tiempo no se habían inventado. Pero en el centro de la serie se instala una ambigüedad mucho más interesante, y la pregunta que hace andar la trama es cuánto progresamos realmente de los ‘70 a la fecha. En principio, la serie responde con cierto optimismo, al describir el ambiente machista del departamento de policía, y los métodos más bien brutales con los que “la ley” hacía su trabajo. Pero con el transcurrir de los episodios, Tyler –que es más sensato, sensible y humanitario que la banda de bestias con la que le toca seguir trabajando en el pasado– empieza a encontrar que, por alguna razón, la vida en los ‘70 le resulta más interesante que en su propio presente, que después de todo no ha dejado de producir aberraciones criminales.
Con la puntualidad que caracteriza a muchas de las buenas series inglesas contemporáneas, Life on Mars supo terminar a tiempo, después de tan sólo 16 episodios. Esto es, a pesar de haber sido un éxito en su país, que es la razón por la que las cadenas norteamericanas ABC y Fox acaban de producir una remake que mantiene título y canción, pero trasladando la acción a Estados Unidos. El estreno del piloto está anunciado para octubre, pero ya circula por Internet y por lo que puede verse no tiene mucha razón de ser: sigue casi escena por escena el original, sin reinterpretar nada idiosincrásicamente, apenas convirtiendo a su protagonista en un personaje más serio, de un estilo más action hero, con lo que se elimina la faceta más o menos caricaturesca del original que permitía tragarse su premisa fantástica. La serie que de verdad importa, y que con un poco de suerte sí podamos ver, es Ashes to Ashes, otra canción de Bowie y otra creación de Graham, Jordan y Pharoah que funciona como secuela de Mars: esta vez protagonizada por la psicóloga policial Alex Drake, que recibe un tiro en 2008 y despierta en 1981. Que, sí, también fue hace mucho tiempo, casi en otro mundo.
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