Medio discurso en el piso, piano sordo, 2010.

Gran teatro. Se levanta el telón de terciopelo y se ve un piano. El músico estira las manos y las desliza por las teclas. Los Nocturnos de Chopin empiezan a escucharse. Pero, desde la oscuridad del fondo del escenario, aparece un personaje con máscara y unos baldes, se acerca al piano y descarga sobre el mueble cera líquida. A medida que la cera se va solidificando, el personaje va descargando más. El líquido chorrea por las teclas y se convierte en estalactitas. El músico sigue tocando, aunque cada vez tiene que hacer más fuerza para quitarle un sonido al piano que, indefectiblemente, ensordece. En el marco de la Bienal, no se puede ver la obra sino como la metáfora de la resistencia.