Un lugar para vivir cuando seamos viejos, 2010.

Como parte de parte de un proyecto mayor, en donde se imagina e investiga qué posibilidades existen para la vejez y empieza a planificar un geriátrico propio, Gallardo instaló una sala de baile en medio de la Bienal y llevó a San Pablo a dos parejas mexicanas para que mostrasen y enseñasen al público el danzón, un tipo de baile que practican los ancianos en las plazas de México. Cuando la Bienal inauguró, allá en septiembre, se podía ver a don Raúl, Lucio, Conchita y María Ascensión bailando en los pabellones. Una obra eminentemente utópica, que propone revalorizar la vejez y planificar un espacio que la contenga.