Cuando el hip hop era luminoso y neoyorquino, Ishmael Butler supo hacerse llamar Butterfly como parte de aquellos maravillosos Digable Planets, que se diluyeron dos décadas atrás. Instalado en Seattle desde hace casi un lustro, Butler ha revivido ahora como Palaceer Lazaro, y su música al frente de Shabazz Palaces –el fascinante Black Up es el debut para el sello Sub Pop, luego de dos EP– es algo así como un largo y oscuro viaje hipnótico, con xilofones y un dubstep profundo, cuasi africano. Si a semejante panorama sonoro se le agregan títulos largos y semi-ininteligibles para sus no-canciones, y el hecho de que Butler –perdón, Lázaro– se niegue a conceder entrevistas, el impacto está asegurado. Como señaló una reseña del Los Angeles Times, si para los Digable el hip hop iba del cool a lo Miles al jazz modal, para Shabazz es a lo Albert Ayler: de asociación libre, crudo y radical.