Domingo, 27 de mayo de 2012 | Hoy
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Nació en Lancashire, Inglaterra, el 6 de abril de 1917, en el seno de una rica familia de la industria textil. Con apenas 3 años quedó bajo los cuidados de una institutriz francesa, un instructor de religión y una niñera inglesa, quien con sus profusos relatos sobre hadas dejaría huellas indelebles en la imaginación de la pequeña Leonora, material narrativo que luego capitalizaría singularmente en su pintura y escritura. Rebelde y arisca, Leonora fue expulsada de varias escuelas religiosas, hasta ser ingresada en un internado de Florencia, Italia, y más tarde en una escuela parisina. A un año de comenzados sus estudios de dibujo y pintura conoció al pintor Max Ernst en Londres, y comenzó un romance que provocaría gran revuelo y la desaprobación de su familia, ya que Ernst era un hombre casado y 27 años mayor que Leonora, quien tenía tan sólo 20 años. El es quien la llevó a codearse con el círculo de los surrealistas, donde convivió con personajes como Joan Miró, André Breton y Salvador Dalí. En 1938 el romance de Leonora con Max encontró su nido de amor en una casa de campo en Saint-Martin-d’Ardèche. En la fachada de la casa, todavía hoy se puede ver un relieve que representa a la pareja en su juego de roles: “Loplop”, el alter ego de Max Ernst, un animal alado fantástico entre pájaro y estrella de mar y su “Desposada del Viento”: Leonora Carrington. La feliz vida en pareja llegó a su fin cuando Max Ernst fue declarado enemigo del régimen de Vichy y detenido y llevado a prisión en el campo de Les Milles. Leonora sufrió entonces un colapso psíquico y su familia decidió internarla en un hospital psiquiátrico de Santander, España. En su obra autobiográfica (En bas) Leonora describe magistralmente los pormenores de su drama. En 1941 escapó del hospital y, con ayuda de la embajada de México y del escritor Renato Leduc, emigró. En México restableció sus lazos con amigos surrealistas en el exilio, como André Breton, Benjamin Péret y la pintora Remedios Varo, con quien mantuvo una amistad muy estrecha. Leonora Carrington, mujer ácida y apasionada, creadora de un mundo mágico, con altas dosis de humor corrosivo y fantasiosamente espiritual, supo dar rienda suelta a sus fantasmas tanto en la pintura y como en la escritura. Elena Poniatowska la retrata en su libro Leonora como una mujer excepcional, libre y entrañable y también gran amante de los animales. “Le pregunta a su perro Yeti si quiere té o galletas”, recuerda Poniatowska. “Y si alguien le pregunta por qué lo hace, le quita la amistad.” Leonora Carrington falleció a los 94 años en la Ciudad de México, el 25 de mayo de 2011.
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